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domingo, 19 de julio de 2020

Me rompen el culo en el puerto de Montevideo

Hacía 2 horas que habíamos llegado al puerto de Montevideo, teniendo que quedarnos fondeados en la bahía ya que no teníamos muelle hasta que nos dieran permiso. Para ir a tierra, nos venía a buscar una lancha del puerto, nos dejaba en el muelle, y de esa manera podíamos ir a pasear por Montevideo. Para volver al barco, era igual, teníamos que esperar a que dicha barca nos llevase al buque. Lo que yo no supe, es que, para volver al barco, teníamos unas horas contratadas, por lo que fuera de esas horas, no teníamos ninguna opción, salvo esperar a que fuese la hora en la que sí teníamos dicho transporte disponible, o esperar en Montevideo a que el barco amarrase al muelle cuando le dieran permiso.

Yo como la mayoría de los compañeros que no teníamos guardia y hasta que nos fuésemos de dicho puerto, teníamos libre, el primer día ya desembarqué para ir a Montevideo.

Llevábamos 6 meses embarcados, sin apenas tocar tierra, solamente habíamos estado 2 días en punta Arenas (Chile), y de eso ya hacía 4 meses, por lo que tan pronto nos dieron permiso, desembarcamos para ir a Montevideo.

Mi hermano y yo



Mi hermano Eugenio es dos años y cuatro meses mayor que yo. Es cariñoso, servicial, generoso, inteligente y un buen hermano. A él le gusta casi todo, tiene buen apetito, le gusta beber sobre todo whisky y vino; le gusta su novia con la que perseveró hasta que se ha casado por fin, porque a él le gustaban todas las mujeres y muchas chicas le perseguían, pero por suerte se casó con la que oficialmente fue su novia y la que más me gustaba para él y de cara a mis padres.

En el físico, mi hermano es duro, fuerte, musculoso, buenos pectorales y sobre todo está su tableta del abdomen que tanto presume; lo merecen sus ocho músculos exentos de grasa y los canales profundos gracias a su constancia en el gimnasio, el fútbol y las carreras que se da conmigo. No está mal de cara pero no es guapo de verdad, salió a mi padre, es moreno por el sol y ojos brillantes, aunque grises.


Con mi amigo Samuel

Estaba medio obnubilado por cómo discurrían las cosas de bien y con buena marcha; todo tan bien organizado y de pronto veo un chico que sale de su fila y se dispone a cumplir el protocolo. Veo al chico joven, tan joven que parece un adolescente pero no nos engañemos que no lo es tanto, quizá por su aspecto lo parezca pero por su edad ya no lo es.

Veo al chico joven que va con una camiseta blanca, aunque ya está algo sucia de sudores y porque ya lleva días sin lavar, dado que esta camiseta blanca y sucia, sudada y muy querida tiene un objetivo y el chico joven que veo, no tan adolescente como parece, quiere usarla para que lo cumpla. Me encanta esa camiseta.

Veo al chico joven con una camiseta blanca y sucia que está cumpliendo un misterioso objetivo y por debajo de ella asoma un precioso culo, rosado, del mismo color que el resto del cuerpo. Culo redondo con dos nalgas que se venden solas. Son dos nalgas lampiñas aún con solo unos vellos casi transparentes y brillantes a la luz del sol, solo visibles de cerca, que de lejos dejan ver la belleza de la redondez de aquellas nalgas. Tan redondas son las susodichas que da más gusto verlas que tomarse un refresco en día muy caluroso y con mucha sed. ¡Quién pudiera poseer ese culo aunque fuera por breves minutos!

Me compadecí de un esclavo sexual

Recibí un mensaje en mi Whatsapp invitándome a una fiesta con espectáculo. Me lo enviaba Martín, un amigo que hice en la Universidad a poco de caer yo por allí. Me solía invitar a fiestas de gays, pues pronto había detectado mi orientación; otras veces eran fiestas de otra índole, una fue de desnudos, otra de heterosexuales. La primera vez que me envío una invitación no era exactamente para gays, pero los había e hicimos de las nuestras. El mensaje recibido al que me refiero decía lo siguiente:

«Amigo Lucas Padilla, quedas invitado a una fiesta con espectáculo que tendrá lugar en la Masía La Ozana. La concentración tendrá lugar el sábado a media tarde en el jardín trasero de la Masía donde podrás departir con los amigos que vayan llegando mientras degustáis unos canapés y bebidas. En el momento indicado se nos avisará a pasar al espectáculo y demás actividades en el salón preparado para ello. La fiesta transcurrirá durante toda la noche hasta después de la salida del sol. Los que no estén en condiciones de marcharse por haber ingerido gran cantidad de alcohol podrán pernoctar en la Masía hasta que se dirima la turca. Tanto para el estacionamiento como para la habitación tienes en la entrada un ticket con el número 27B, yo tengo el 27A, es decir, que si lo deseas podremos dormir juntos y todo eso. Espero que no faltes. Tu amigo Francesco».

La empleada doméstica





Mi nombre es Sasha Marcela, soy travesti y tengo 31 años. Trabajo como empleada doméstica en un chalet a las afueras de Madrid. Siempre me gustó servir y hacer las labores de casa, así que en cuanto vi un anuncio de que una familia adinerada necesitaba de una chica para hacer de interna me presenté en la dirección que daban. Aquello no era sino la oficina del señor. Al recibirme quedó bastante conforme conmigo y para evitar futuros disgustos le mencioné sobre mi orientación y que no era una chica, sí que me vestía como tal pero que en realidad era homosexual. Ante mi sorpresa, Don Jorge estuvo encantado y me confesó que con su esposa apenas si tenían intimidad.

-Si tú estás de acuerdo -dijo mientras marcaba en su móvil- el trabajo es tuyo y mi polla también.

Mi sorpresa fue grande al escuchar que hablaba por el teléfono con su mujer y le decía que ya tenían chica y que estaba muy contento conmigo, que era lo que estaban buscando...

Mi tío me da a mamar su pene

Mi tío y yo pasábamos mucho tiempo solos, él tenía una casa en un pueblito a las afueras.

En un principio solo iba para ayudarle con las labores del lugar hasta que un día nos emborrachamos y ya muy tomados tuve que ayudarlo y llevarlo a su cama ya que no podía caminar sin chocarse.

Cuando llegamos se arrojó a la cama, pero debido a la maniobra su pantalón junto con su ropa interior quedaron cerca de sus rodillas dejando al descubierto su pene flácido y peludo.

Al verlo me excité mucho y me dio curiosidad tocarlo, pero no sabía cómo abordar la situación con mi tío, pero él dijo una frase que interrumpió mis pensamientos:

-Sabes sobrino, tiene mucho tiempo que no estoy con una mujer ¿no quisieras echarme una mano? No le diré a nadie.

Yo respondí: no lo sé tío

sábado, 18 de julio de 2020

Aventura de una noche

Hubo una ocasión, que estaba yo en Ciudad de México, tuve la idea de instalar en mi celular una aplicación (una App de mensajería y redes sociales). Ese día estaba degustando en un bar de la zona centro de la ciudad, un bar bastante malo y feo, de esos que son de "ambiente", me comentan que ya cerró. Bueno, estaba yo echando una cerveza y me metí a la aplicación. Es de esas aplicaciones en donde puedes poner ciertos datos y agregar una foto de perfil, use una foto que tenía guardada donde mostraba algo de mi atributo posterior, y puse un nombre de usuario y me metí en una pestaña u opción que decía personas cercanas y te da la opción de buscar de ambos sexos o solo mujeres u hombres. Por lo que señale solo hombres, a lo cual me arrojo el resultado de varias personas relativamente cercanas, solo estaba revisando las fotos de perfiles, algunos mostrando sus atributos traseros, otros su rostro, algunos dibujos, carros o alguna foto random y pues los que me interesaban en ese momento, los que mostraban su verga en la foto.

Estuve revisando y pues ya que los vi todos, cerré de momento el celular y continúe tomando mi cerveza, algunos minutos después, cheque mi celular y abrí la aplicación, con la novedad de que me habían enviado un mensaje por medio de personas cercanas, así es que lo abrí, a ver que me decía.

Rosario siempre estuvo cerca

Hola! Como están todos?!

Hoy les quiero traer historia que viví durante unas vacaciones de invierno, que me dieron una linda alegría y motivos para contarles de un lindo viaje que tuve durante las mismas.

Ya en el mes de mayo recibí la invitación de Facu. Él es un amigo con el cual me vi un tiempo, pero con quien sólo llegue a tener mucha franela y besos las veces que lo veía, nunca llegando a nada más.

El hecho de que él sea casado complicaba las cosas. La última vez que lo había visto llegue a hacerle un pete en el auto porque no dábamos más de la calentura.

Yo ya había llegado a pensar de que no quería avanzarme, que no quería que se la chupara o que no quería cogerme. Esa situación me había puesto un poco de mal humor, hasta que él logró explicarme de que no le era cómodo volver a la casa luego de tener relaciones, porque se sentía “perseguido” o con miedo a que lo descubriera la esposa.

Amistad Rota. Cola Rota

Hoy les quiero contar una historia que involucra a una de mis mejores amigas cross y su chico. Hoy estamos distanciadas por este episodio.

Ella es Maia, tenía en ese momento 28 años, es decir 5 más que yo, y nos conocíamos desde hacía 4 años, más o menos desde mis 19, edad en la cual comencé a vestirme de nena y a animarme a ir a boliches, fiestas y distintos lugares montada de nena.

Me la presentó una amiga traviesa que tenemos en común, y el lugar de encuentro para ese momento fue un boliche de Capital Federal.

Debo reconocer que ella desde el primer momento me cayó súper bien, pero a mí me daba la sensación de que no era recíproco.

Esa sensación se fue despejando a medida que fuimos conociéndonos, hasta que logramos ser muy buenas amigas.

Covid19.2020 fantasía gay

Hastiado de tantos días de confinamiento por el Covid19 y tanta mierda de esta pandemia que ya ni se cuántos días o semanas lleva?! Decidí escapar de ese monótono encierro. Cuadré una cita con mi Bromance clandestino… (“Bromance es el acrónimo de las palabras brother (hermano masculino en inglés) y romance. Es una forma de referirse a un vínculo afectivo intenso”). Nos chateamos por el móvil y acordamos en vernos en aquel lugar secreto (EALS), su casa.

Ya ni recuerdo que escusa dije para poder ausentarme sin mayores complicaciones, tomé mi tapa boca y salí raudo y veloz a mi íntimo encuentro, subí a mi auto agarré la Cota Mil… (“La Avenida Boyacá también conocida como Cota Mil es una arteria vial que recorre una parte de la ciudad de Caracas en sentido Oeste - Este. Se encuentra al norte de la ciudad de Caracas a los pies del parque nacional El Ávila”).



En la camita de mis papas

Hoy quería contarles lo lindo que lo pasé un fin de semana que se celebraron elecciones, y no fue precisamente votando.

Siempre que he tenido experiencias con machos, ha sido en telos, en sus departamentos/casas, en departamentos prestados de amigas mías, o en el peor de los casos, en auto.

Sólo una vez llevé a alguien a casa y fue hace tiempo.

El hecho de vivir con mis papas hace imposible que disponga de lugar para pasarla bien, poder vestirme de nena como me gusta y disfrutar de un buen garche.

De hecho, hasta se me hace difícil tener ropa de putita en casa. Siempre escondiendo todo en lugares insólitos para que no me descubran, lo que implicaría irme de casa sin dudas.

Esa situación hizo que sólo jugara de local una vez, y la verdad es que estaba tan perseguida que no la pasé del todo bien, más allá de que la persona con la cual estaba fue un caballero.

El empresario desvirginador de jóvenes atléticos

Me llamo Horacio Bustamante y soy, digamos, manager de talentos deportivos que es mi especialidad en la ciudad de Colombia. Soy venezolano de nacimiento pero hace algunos años, por la situación de mi país, me vine para el país hermano donde se me han abierto las puertas para los negocios. Claro que cuando hay platica (dinero) de por medio todo se puede. Soy de familia económicamente solvente pero aquí me he expandido más. No soy el típico tipo apuesto o de buen cuerpo, todo lo contrario, soy gordo, bajo, moreno, cachetón con papada, una barbita de candado. Tengo 44 años y digamos que nadie voltearía a mirarme, pero como dije antes, el billete lo mueve todo; billete mata a galán, como decimos en mi país.

Sucedió que una tarde me llama por teléfono un amigo mío que quería impulsar la carrera de fitness de su hijo que ya rondaba los 20 años y había comenzado a los 17 en el culturismo. Mi amigo se llama Genaro y su hijo Hernán. Yo imagine que si Hernán llevaba casi tres años en el gimnasio debía tener un cuerpo fabuloso. Le respondí que si, que no veía ningún problema en ayudarlo pero que quería verlo para apreciar su potencial pues no lo veía desde que tenía 16 años.

Sexo con los ojos vendados



Salí de trabajar a las 2 de la madrugada, era un sábado fresco, encendí mi camioneta y antes de irme a casa me conecté a mi página favorita para ligar, esperaba poder encontrar a algún chico en línea de los muchos con quienes había tenido sexo ya.

Me llegó un mensaje acompañado de una foto de un chico mostrando su cuerpo desnudo desde el cuello hasta las piernas, estaba de perfil y erecto, lucia muy buenas nalgas y un pene grueso y de muy buen tamaño que apuntaba hacia arriba, me preguntaba si tenía algún plan para esa noche y antes de responder fui a ver su perfil, ahí decía que buscaba alguien que lo esperara desnudo, rostro abajo y culo arriba, con los ojos vendados. Decía que tenía 21 años y que era súper discreto por lo cual prefería tener el encuentro en el lugar del hombre con el cual iba a tener sexo.



Polvos de pre cuarentena

Siempre les traigo relatos contados desde mi óptica, pero hoy decidí publicar una experiencia pre-cuarentena que tuve con Cristian, un macho que cambiaba a su novia por mí, y el resultado de esos encuentros se ve plasmado en estas líneas que él mismo me dedicó. Espero que les guste.

En primer término me presento. Soy Cristian, tengo 38 años, soy soltero, pero convivo con mi novia -a la que llamaré Mariana-, desde hace unos dos años aproximadamente.

Me considero una persona atractiva, con buenos gustos, tranquila, de perfil bajo en algunas ocasiones, pero decidido a ir al frente cuando algo me gusta.

Y eso fue lo que me pasó con Naty. Si bien sus fotos en la página de internet donde la había visto hablan por si solas, tuve la oportunidad de charlar por chat, Skype y finalmente por Whatsapp, en donde logré conocer a una gran persona, más allá de su belleza física.

Logramos tener buena conexión desde el principio, y fue sincera conmigo ni bien comenzamos a tomar contacto.

Él sacerdote, yo seminarista

Esto me sucedió en 1987 cuando yo era seminarista en el Estado de México, es una historia 100% real.

Era el primer día de mi tercer año en el seminario, estábamos reunidos en el comedor los más de 100 seminaristas y como era costumbre cada año, se presentaban los sacerdotes que serían nuestros rectores y profesores, me dispuse a escuchar una aburrida presentación cuando su voz me atrapó por completo.

Buenas tardes jóvenes, soy el padre Martín Juárez, tengo 27 años, seré su profesor de lógica, ecónomo del seminario y su consejero, cualquier cosa que necesiten díganme, les aclaro que no tolero los juegos de niñas, nada de que hoy le hablo a fulano y mañana ya no, ¿De acuerdo? si necesitan hablar con alguien aquí estoy, si necesitan dinero pídanme (cuando dijo esto me desagradó mucho y así le comenté a mi compañero de al lado) y si se quieren dar de golpes pues búsquenme y lo hacemos, estoy para servirlos en lo que sea, ¿Alguna duda?

Mor y Eric, amigos

Había conocido a un par de vendedores senegaleses (los que están en las veredas vendiendo), con los cuales tenía una buena relación, siempre comprándoles alguna de las cosas que vendían.

Así un buen día, luego de tener confianza, de tutearnos y demás, quedamos en encontrarnos en tomar algo por ahí. Fue así como en un bar de la zona, nos juntamos y tomamos algo contando anécdotas de cada uno como para saber quiénes éramos! Eric, Mor (nombre medio extraño!) y yo.

En otra de las tantas salidas, nos encontramos en la casa de Eric para seguir tomando y conversando. Y así lo hicimos también en la casa de Mor.

Todo cambió cuando quedamos de encontrarnos en casa... 




El vecino sin nombre al rescate

Nunca supe cómo se llamaba, ni a qué se dedicaba, ni de dónde era, ni exactamente en qué edificio cercano vivía. Nos conocimos por una App de citas para gays. Su número de teléfono era de un estado del medio oeste americano, pero los dos vivíamos en Nueva York, en la misma calle, en la misma esquina.

Y ese número que empezaba con 651 se convirtió en una especie de teléfono SOS para emergencias sexuales, especialmente mías. Durante esos dos años, yo estuve soltero y también en una relación abierta a distancia (venga, todo junto); él tenía pareja.

Sus mensajes eran cortos: hey?, what’s up?, are you horny? Y me ofrecía sexo instantáneo, al cabo de minutos del primer mensaje.

En la App se presentaba como activo y abierto a todo, pero en nuestras emergencias el juego era casi siempre el mismo: venía a chupármela.

Tenía algunos requisitos, pero pocos.

Alan se vuelve mi puta

Esta es otra anécdota que me paso y es una experiencia gay.

A mis 26 años de edad estaba todo fuera de control, les confieso que fui violado por mi entonces jefe y honestamente desde ahí le agarré el gusto a los hombres, ya les conté cuando me cogí al jotito del barrio y hoy les cuento cuando uno de mis mejores amigos, entre alcohol y bromas, terminó siendo mi funda.

Él se llama Alan, un güero vende quesos sin ofender a nadie ya que así le decíamos, nalgón y muy aventado.

Todo sucedió una noche mientras tomábamos y recordábamos viejos tiempos, a él lo había dejado su novia y por más que lo invitaba a ir con otras chicas él quería seguir fundido en su depresión y alcoholizándose.

La noche trascurría y yo como de costumbre estaba caliente y entre juego y juego, le arrimaba la verga a Alan el me aventaba riendo y a veces seguía el juego, todo hasta que llegamos a la charla.

Dando sexo oral en un cine porno

Los que vivan en la ciudad de México posiblemente hayan oído del Cine Teresa. Hoy convertido en una plaza de electrónica varia, alguna vez fue un cine para adultos muy conocido, en parte por estar sobre una de las avenidas más importantes, como por ser un lugar muy frecuentado por la comunidad gay y uno de los primeros lugares del giro que llegue a visitar, y también uno de los últimos. Ahí fue donde me paso lo que estoy por narrar.

Años antes de que lo cerraran, en un viernes como cualquier otro, yo salía de la oficina e iba camino a mi casa. No sabría decir bien que me sucedió, cuando salí de la oficina estaba pensando que cenar, si me daría tiempo de ir a comprar esto o aquello, y que pendientes tendría para el lunes que regresáramos a trabajar. Menos de una hora después de salir, y sin entender bien las razones, estaba pagando mi boleto, deseoso de terminar la noche en algún hotelucho de la zona. Todo sin planearlo o pensarlo, solo con las ganas del momento. Quizás no termino como lo esperaba, pero sigue siendo una de mis experiencias favoritas.

La musa y yo

Revisaba documentos en mi escritorio cuando apareció Mike. Me saludó con un gesto de mano y una sonrisa de perfecta y blanca dentadura.

Me alegré al verlo. Después de una tarde ajetreada necesitaba una pausa y hablar un poco resultaría provechoso como un sorbo de agua en el implacable desierto. -Pasa -le dije con entusiasmo mientras me levantaba y le sonreía. -¿Qué se te ofrece?

Mike ingresó en el aula y con su habitual educación inclinó un poco la cabeza y me estrechó la mano. -Pasaba a ver si ha hecho dibujos nuevos -me dijo.

-Oh, sí -manifesté mientras abría mi carpeta. -Aquí tienes.

Mike tomó el voluminoso bulto compuesto por unos 40 dibujos. Había ilustraciones de animales, coches, criaturas y para mi desdicha otras que no debían estar ahí. El corazón se me aceleró cuando vi los ojos de Mike agrandarse por la sorpresa y su bonito rostro teñirse de rojo.