1.- La mayoría de las veces cuando se liga o se conoce a muchas personas no se tiene una idea clara de lo que “debe” ser una relación, por eso existen la inseguridad y desconfianza.
2.- Muchas veces anteponemos el pensamiento de la entrepierna y nos dejamos llevar por grandes cantidades de testosterona que producen pensamientos sexuales en cualquier situación cotidiana.
3.- La facilidad con la que se puede encontrar sexo tampoco ayuda ya que especialmente para un gay hoy en día con las apps de contacto es más fácil tener sexo que pedir una pizza.
4.- La búsqueda de contacto físico y relaciones sexuales se ha caracterizado por ser un ejercicio puramente físico falto de sentimientos y emociones lo que provoca dejar de buscar a “ese alguien especial” para compartir y conectarse esperando con ansias que algo trascienda.
5.- Nos contradecimos queriendo encontrar una pareja con quien compartir más pero mantenemos relaciones enteramente físicas y compulsivas.
6.- A diferencia de los heterosexuales, hemos crecido y nos han educado sin ninguna referencia o modelo que nos ayude a saber lo que se espera de nosotros en una relación.
7.- Nos hemos adaptado a ocultar partes de nosotros a nuestra conveniencia por motivos sociales laborales, familiares, etc. A nadie le gusta mostrarse vulnerable así que esto dificulta una relación en pareja.
8.- La imagen, la superficialidad y el aparentar ser alguien que no eres dan lugar a expectativas irreales sobre nosotros mismos y sobre nuestra pareja ideal. Tanto esfuerzo por mantener una apariencia pueden hacer pasar por alto lo maravilla persona que pudiera ser tu pareja.
9.- Lo queremos todo y lo queremos ahora pero nos asusta el compromiso.
10.- Nos colocamos en el centro de la relación dando por hecho y asumiendo cosas en vez de comunicarnos, dedicarle energía y confiar en nuestra pareja.
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