sábado, 18 de julio de 2020

El esperma de mi primo

Voy a ir contando algunos recuerdos de mi juventud, cuando las cosas se hacen sin querer, pero ¡se hacen, joder! Yo tenía entonces 18 años, había ido a visitar a mi tía y darle algunas cosas que mi mamá me había dicho que le llevara. Recogí la caja, me la llevé, se la di a mi tía, ella en secreto me dio mi propina como hace siempre. Comí con ellos, mi tía, su esposo al que llamo tío y mi primo Santi. Después de comer me quedé un rato a ver la televisión, mientras mis tíos se preparaban para salir, no sabía exactamente donde ni pregunté.

Mi primo Santi, un chico de 19 años que mide 1,80 m, de complexión delgada, antes de que se fueran sus padres, me preguntó si me gustaría pasar el fin de semana jugando con él, pensé en mi madre que es viuda y le dije que tendría que avisar en mi casa. Él mismo llamó y dijo:

— Tía, he invitado a Juancho para que me acompañe este fin de semana que me quedo solo, ¿que te parece?

Me pasó el móvil y me dijo mi madre:

— Mira, Juanchito, no hay problema, había pensado que un día de estos tendría que ir a ver al abuelo, si tú te quedas ahí, yo estaré más tiempo con el abuelo y le pondré la casa en orden.

— Besos, mamá, —fue mi escueta respuesta.

Al rato, aparecieron mis tíos, con su maleta cada uno, se iban para tres días aprovechando un puente. Se alegraron de que hubiera aceptado la invitación de mi primo Santi. Mi tío me llevó aparte y sacando de su billetera me dio dos billetes de 50 euros, diciendo:

— Esto es para ti, por si quieres tomar algo, pasear o ir a la discoteca; pero no digas nada y menos a Santi.

Se fueron, salí a despedirlos en la puerta, mi primo ni salió, ayudé a poner las maletas, y mi tía me dio un millón de besos. Mi tío me mostraba que confiaba en mí.

Me quedé muy tranquilo, sin nerviosismos. Cenamos los dos con lo que mi tía había dejado preparado y me fui a la televisión, mientras imprimo se fue a la habitación. Cuando me cansé de la televisión, me dirigí a la habitación de Santi, muy sigilosamente para no molestar, empujé la puerta porque estaba entreabierta. La puerta se abrió un poco y me asomé. Santi estaba acostado en su cama haciéndose una paja. Mi primer pensamiento fue el de salir y esperar en la sala de estar, pero sentí un hormigueo de curiosidad mientras miraba. Su polla parecía de unos 20 centímetros y sólida como una roca. Estaba tendido allí con los ojos cerrados mientras movía lentamente sus caderas arriba y abajo follando con el puño.

Sentí que me empezaba a endurecer cuando él empezó a acariciarse más rápido. Vi como la polla de Santi empezó a palpitar y su cuerpo se convulsionó cuando la primera tanda de semen salió disparada. Voló unos 15 centímetros en el aire antes de caer sobre su estómago y su pecho seguido de varias tandas más. Me fui rápidamente a la sala de estar recordando lo que acabo de ver.

Santi se limpió y salió, viendo que yo estaba en el sofá. Me preguntó cuánto tiempo había estado aquí y le dije que acababa de entrar hace unos minutos. Me dijo que estaba sediento y que había ido a la cocina a por algo de beber. Lo seguí hasta su habitación y me puse en la Xbox.

— ¿Tú sabes que mis padres se han ido este puente para que podamos hacer todo el ruido que queramos, —me dijo.

— Sí, lo sé, me lo han dicho tu madre, —respondí.

Después de jugar unos cuantos juegos de Call of Duty, Santi me apuesta que puede ganarme en un 1v1.LOL.

— ¿Qué quieres apostar?, —le pregunto

— Que el perdedor tiene que hacer todo lo que diga el ganador, —me contesta.

— Vale, pero sin hacer nada malo que nos perjudique, —le digo.

Nos enfrentamos durante varias horas y empezamos a aburrirnos. El juego estaba empatado y este iba a ser el último partido. Termina venciéndome y comienza a regodearse y a reírse. Entonces, ansioso, le pregunto:

— ¿Qué quieres que haga?

— No te preocupes por eso ahora, ya lo resolveremos más tarde; vuelvo enseguida, —y se salió de la habitación.

Unos 5 minutos más tarde regresa con algo de hierba y alcohol de la habitación de sus padres. Me preguntó si alguna vez había bebido o fumado y le dije que no. Nos sirvió un trago a los dos y nos lo bebimos. No me gustó mucho el sabor. Empezó a enrollar un porro y me dijo que sirviera otros dos tragos. Encendió el porro y me lo pasó. Le di una calada potente y comencé a toser inmediatamente, causando que me diera otro trago para quitarme la aspereza de la garganta. Tras 20 minutos de silencio entre nosotros empecé a sentir el alcohol y la hierba saliendo en un estado de aturdimiento.

Santi me pregunta:

— Has estado alguna vez con una chica con la que te has sentido a gusto sin necesidad de que ella se desnudara?

No espera respuesta y va a su ordenador, empieza a navegar por Internet y me dice:

— Ven aquí.

Voy tropezando con todo. Me siento en la silla a su lado y veo una imagen de una chica desnuda muy linda. Mi polla se pone dura inmediatamente mientras miro la imagen, todo lo que veo es su pelo castaño, sus pequeñas tetas de copa B, y un coño afeitado.

Santi me muestra varias chicas diferentes y me cuenta las cosas que hacen para los chicos que les gustan. Me cuenta sobre la primera mamada que recibió y le pregunto:

—¿Cómo te sentiste?

— Estaba húmeda y caliente y cuando se la metí en la garganta estaba en el cielo, —me dijo.

Estaba yo bien mareado de mi borrachera y le pregunté:

— ¿Qué tan grande es tu pene?

— Me mide unos 20 centímetros, ¿te gustaría verlo?

Miro sus pantalones cortos y pude ver su contorno ligeramente duro y digo:

— No lo sé, —levanté los hombros y me quedé mirando fijamente el contorno mientras él iba sacando en pantalla más fotos.

Observo cómo comienza a crecer dentro de su pantalón corto hasta formar una tienda de campaña. ¡Oh, sorpresa! Se baja los pantalones y veo cómo su polla palpita con un poco de precum en la punta. Lo rodea con su mano y comienza a acariciarlo lentamente. Me dice que puedo arrodillarme delante de él si quiero verlo mejor. Lo contemplo durante un minuto y me muevo lentamente delante de él. Cuando estaba a pocos centímetros de distancia parecía aún más grande. Veía cómo su mano se movía a lo largo del eje, mientras sus caderas comenzaban a empujar. Le digo:

— Esa polla tuya es mucho más grande que la mía, —y me mira por primera vez a los ojos fijamente.

Agarra mi mano y la lleva a su polla. Me rodea la mano con los dedos y me sujeta las manos para que se la acaricie. Inclina su cabeza hacia atrás y suelta mi mano. Continúo acariciándola lentamente mientras siento el calor y la dureza del palo erecto que tengo entre manos.

Me acerco un poco más a su polla apenas a unos dos ó tres cm de mi cara. Observo las venas de su polla, luego sus caderas y sus abdominales. Siento algo húmedo en mi mano y noto que su prepucio se escapa hacia abajo. Él pone una mano sobre mi cabeza y comienza a tirar de mí hacia adelante. Observo en cámara lenta como el cipote de su polla toca mis labios por primera vez. Siento el prepucio mojado en mis labios mientras intento tirar de mi cabeza hacia atrás. Él tira de mi cabeza hacia abajo y la punta se presiona contra mis labios de nuevo. Suelta un gemido desgarrado agarrándome el pelo con fuerza y diciéndome que abra la boca. A regañadientes y con aprensión separo mis labios y siento que la cabeza se desliza entre mis labios y mi lengua. Cierro los ojos mientras la presión sobre mi cabeza se intensifica. Empuja su polla más profundamente en mi boca chocando con la parte posterior de mi garganta. Me atraganto y él tira de mi cabeza hacia arriba empujándome hacia abajo otra vez. Esta vez cuando llega a mi garganta y no se detiene. Me atraganto de nuevo mientras su polla intenta perforar la carne de mi garganta. Siento que la punta entra en mi garganta por primera vez y el choque de su polla y mi garganta hace que abra los ojos. Observo como mi cara se acerca a sus abdominales, miro hacia arriba para verle mirándome y dejo salir una pequeña sonrisa. Coloca su segunda mano en mi cabeza y me tira hasta abajo. Siento que mi garganta se estira y que mi capacidad de respirar se ve obstaculizada. Mi nariz ahora está enterrada en su pubis lleno de pelo y comienza a empujar sus caderas lentamente follando mi garganta. Siento cada centímetro de su polla aflojando mi garganta con cada empujón.

Empiezo a entrar en pánico cuando agito desesperadamente mis brazos tratando de levantarme para poder respirar. Finalmente me suelta la cabeza y yo retrocedo jadeando buscando aire con escupitajos en mis labios y barbilla. Me siento allí de rodillas jadeando mientras miro fijamente la polla endurecida que brilla con mi saliva. Él va a agarrar mi cabeza de nuevo para ponerla de nuevo en mi boca y yo me alejo reluctante. Se levanta y camina hacia mí; su polla se balancea con cada paso. Lo miro derrotado. Me agarra del brazo y me lleva a la cama, me temo que va a intentar follarme pero me indica que me tumbe en el borde con la cabeza colgando. Hago lo que me dice y lo veo al revés caminando hacia mí.

— Abre la boca, —me dice muy mandón.

Hago lo que me dice. Su polla entra en mi boca otra vez pero tan pronto como lo hace se inclina hacia adelante y comienza a toquetearme lentamente mi cara con la polla húmeda. De pronto, siento su polla penetrar boca con rapidez, llega al fondo e inicia la penetración en mi garganta, cierro los ojos y me preparo para el asalto. Él confía mucho y siento que los 20 cm se alojan atravesando más fácilmente en mi garganta, dándome esa horrible sensación que tenía antes. Empieza a acelerar sus empujes convirtiendo mi garganta en un coño y haciéndome sentir náuseas. Por alguna razón mi mente me traiciona y suelto un gemido quejumbroso quitándome lo que me queda de aire.

Pongo mis manos en sus abdominales y empujo tan fuerte como puedo, pero él me agarra las dos manos y las sujeta mientras me folla la garganta violentamente. Las cosas comienzan a ponerse borrosas mientras me retuerzo pidiendo aire. Las cosas empiezan a ponerse negras cuando su polla se pone dura y siento como una roca que sale de mi garganta mientras su polla palpita. Su empuje es duro y profundo y siento la primera ráfaga de su corrida en mi garganta. Siento que el calor se va filtrando lentamente hasta mi estómago mientras su polla continúa bombeando carga tras carga de su espeso esperma. Justo cuando estoy a punto de desmayarme, siento su polla salir de mi garganta y las dos últimas ráfagas de semen caen sobre mi barbilla y mi mejilla, dejando mi cara caliente y mi mente derrotada.

Me hice a la idea de que estar con mi primo me iba a hacer cambiar de vida. Sí, lo hizo, así fue. No a peor, sino a mejor. Pero ya contaré en otro momento. Solo digo que suelo venir a casa de mi tía con frecuencia, cada vez que mi madre tiene un encargo para ella o sin encargo, que para estar con mi primo no hacen falta muchas razones. Ese miércoles pasado el puente que fui a clase, tenía mi culo tan blando que ya deseaba regresar a casa de mi queridísima tía.

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