domingo, 19 de julio de 2020

Mi vestido de novia



Cásate conmigo, querido mío, sí, es tu oportunidad, cásate conmigo. Quiero darte unos argumentos por los que has de enamorarte de mí y me has de enamorar a mí de ti. Te lo voy a decir sinceramente y sin tapujos.

Quiero que te enamores de mí porque, teniendo 27 años, me he enamorado mil veces de otros y ninguno de ellos se ha enamorado de mí. Creo que también tengo mi derecho a que alguien se enamore de mí. Además, yo no quiero que te enamores para aprovecharte de mí con un polvo y después me dejes plantado y más frío que un pino de los Alpes en invierno. Quiero que te enamores de mí de tal manera que yo pueda darte la tabarra día y noche y a ti te guste estar conmigo, entre otras razones, por eso mismo y porque tú buscas un hombre afeminado y estoy disponible para ti.



Quiero que te cases conmigo enamorado sinceramente de mí, porque tengo un buen cuerpo, labrado a cincel en el gimnasio, al que voy cada día excepto los domingos que es mi día para emborracharme perdidamente, y sé que a ti te gusta eso de emborracharse de vez en cuando; fíjate qué buena pareja haríamos. Los que me han visto —claro que solo me han visto desde la cabeza a la cadera y desde medio muslo a los pies— se quedan de piedra. Porque yo no me muestro así como así y vengo a ser una auténtica sorpresa, y no es porque la tengo pequeña, no, que la tengo grande, como unos 20 cm., penetrables, esto es, cuando la tengo dura, bien erecta. Cuando la tengo en reposo no puedo medirla, porque apenas la manipulo, zas, desaparece la curva que hace por delante del mis bolas, deja de mirar al piso y se levanta mirando al cielo. No se levanta en vertical pegada al pubis, como le pasa a mi compañero de máquinas en el gimnasio, la mía se levanta haciendo un ángulo agudo como si fuera un cañón de artillería apuntando al enemigo. Fui al urólogo a preguntarle por qué no se me endereza en vertical y me contestó la siguiente estupidez:

— Es que esta tuya es muy gruesa y pesa mucho.

Prometí no regresar nunca más a un urólogo aunque me pique. He notado que todo se arregla rascándomela al comienzo y acabando con una buena paja. ¡Ea, si no! Con una buena paja se van todos los picores, aunque de momento, claro, solo es un remedio, que no una curación. Pero a lo que vamos.

Quiero que te enamores de mí y nos casemos para aliviar mi vicio que consiste en queso un toca-pollas empedernido, me gusta eso de tocar pollas hasta cansarme y mira, que no hay modo, por más que lo intento, de tocar una polla y cansarme, siempre se cansan los demás antes que yo. A mí me debe pasar algo y no sé qué es porque en esto del sexo soy infatigable y yo estaría enganchado siempre, pero no hay modo. Una vez un colega mío, gay como yo —pues que abundamos más de lo que la gente cree y menos de los que quisiéramos y necesitamos—, me dijo que él tenía mucho aguante, y sí, aguantó, aguantó, pero en cuanto mi polla tocó su culo se corrió de inmediato y ya no hubo modo de hacer nada con él. Ha venido a mí para decirme que lo intentemos de nuevo. Después de muchas negativas por mi parte, cedí y el fracaso fue de nuevo rotundo, ocurrió lo mismo. Entonces ya lo mandé a chupar pollas.

Quiero que te enamores de mí, y que nos casemos, vistiéndome yo de novia, porque de novio no tiene ni pizca de gracia, eso es fácil, pero te lo dejo para ti a fin de no complicarte la vida. Pero vestirse de novia para casarse es algo fenomenal y fabuloso. He probado en casa vestirme de novia, de momento tengo dos vestidos, uno largo y con cola y otro de falda corta mostrando rodillas y medias.

Es muy bonito de verdad vestirse de novia; entiendo a las chicas la ilusión que les hace su vestido de novia, todo de punto en blanco. Primero me desnudo, me doy unas vueltas por el salón, coqueteo ante espejo y muevo muy graciosamente el culo. Si lo vieras…, me muevo bastante sexy.

A continuación me depilo totalmente, pero todo, que cuando digo todo comprende todo, cabeza y culo, brazos y piernas, pecho y cara, axilas y pubis, todo. Me quedo mejor peladito que un bebé recién nacido. Me acomodo entre las piernas mi pene muy tirado hacia atrás y me pongo un apósito color carne muy ajustado que casi no se nota, al menos desaparece el paquete y me miró al espejo para ponerme la peluca que me han peinado a mi gusto en la peluquería de Rosa Mari, con florecitas blancas incluso. Ahí, ¡ay!, es que me veo novia, muy novia. Luego las braguitas blancas de encaje, tengo varias, pruebo dos o tres y me dejo puesta la que me hace más femenina, ya que es para ser novia. Algo muy importante es el sujetador, un brasier perforado, también todo en blanco luminoso, con un encaje precioso que contiene un relleno ajustado con adhesivo para la piel que me proporciona el tipo completo. Con esos adhesivos para la piel me ahorro los tirantes por el cuello, ya que mi vestido de novia es muy escotado. No me pongo corsé, no lo necesito para realzar el busto porque eso lo ha hecho el gimnasio y el corsé me asfixia. Así me paseo por casa como hacía mi prima Elvira cuando se casó.

¡Ay mi prima Elvira! Se siente muy agradecida de las cosas que hice por ella. En efecto, el día que se casó, tomando una idea precisamente mía, me pidió que la depilara del todo, para mí eso no fue ningún problema, porque para mí un coño, ¡psé!, ni fu ni fa. Le hacía cosquillas mientras le depilaba con todo el cuidado del mundo su pubis y tenía que esperar. Se casaba a las 7 de la tarde y a las 8 de la mañana ya me tenía ocupado. Me pidió que le dejara un triangulo en el pubis y yo triángulo que le hice, ¡faltaba más! Pero cuando fui a depilar su culito vi que tenía poco pelo y sería fácil, pero su culo apestaba como una letrina y le dije:

— Elvirita, hija, tienes tu precioso culito podrido, apesta como un desagüe; tu marido se va a marear.

— Y ¿qué hago?

— ¿Es que nunca te ha comido el culo, chica?

— Una vez comenzó, pero lo dejó enseguida.

— Hija, Elvirín, es que no es para menos; eres una suertuda, mucho se ve que te quiere el pajarito ese.

— ¿Por qué lo dices?

— Otro se va y te deja «plantá». Pero eso tiene arreglo, yo traigo mis cosas en mi bolso. Te voy a lavar tu culito, te lo dejaré bien limpio y perfumado y dentro te dejaré una pastillita como un supositorio que se va a ir deshaciendo; esta noche le dices que te quite tu braguita con los dientes y por detrás para que se entusiasme y verás, te va a comer el culo como si fuera una fresa, y te va a dar primero por el culo y luego por tu coño.

Le hice un buen trabajo a mi prima y quedó contenta.

A mí me encanta pasearme por la casa en bragas y brasier y me siento más novia. Luego toca maquillarme. Yo me maquillo muchas veces, incluso cuando visto de hombre. Sí, por supuesto, sin exagerar, pero un poco de suave color en la cara que disimule la sombra de los afeitados. Luego, un toque a los labios para que les dé vida y un oscurecimiento a las cejas para hacerlas notar. Contorno de ojos incoloro. Y pestañas añadidas para darles anchura y proximidad a los ojos. Ojos verdes no tiene todo el mundo y yo los tengo, y boca grande no la tiene todo el mundo y yo la tengo. Ahora me acuerdo del disgusto de mi madre cuando nací. Ella quería una niña y salí al mundo con pito. ¡Mala pata, mamá, mal te ha follado el cabrón de tu marido! El otro disgusto fue cuando le dije que era gay y que me sale del alma ser mujer. Se puso loca, pero su locura le dura dos horas. Es mi mejor amiga, la acompaño a comprar su ropa y aprovecho para cómprame algo para mí que, por supuesto, paga ella y con mucho gusto para su «nena».

¿Sabes una cosa? Mi mami me habla en femenino cuando estamos solas, y está de linda cuando me habla en femenino…, no te lo puedes imaginar, es entonces verdadera mujer, por eso somos de verdad muy amigas. Yo soy más amiga de mi madre que mi hermana y soy más amiga de mi madre que de mi hermana, porque mi hermana tiene un marido muy tosco, poco fino, ni a sus hijas besa, que si no fuera por mí esas niñas tendrían más déficit de besos que una mona huérfana. Soy muy besucón.

Quiero que te enamores de mí y te cases conmigo, porque no tengo amigos y tú serías mi amigo. Mira, entiende esto, yo tengo muchas amigas, porque siempre he ido con mujeres por el mundo. Me lo paso muy bien con ellas, somos determinadamente frívolas. No me ponen, con ellas siempre la tengo quieta. Ellas lo saben y no tienen problemas de desnudarse estando yo presente, yo tampoco, porque yo soy una mujer con pene y no pequeño. Eso a ellas sí que les pone y les gusta tocármela, pero les cuesta mucho trabajo levantarla, tengo que decir a mi mente: «hala, saca al hombre para estas chicas», me toco un poquito y entonces se ponen felices. Tengo otras amigas que son travestis y no lo paso mal con ellas, pero quieren que yo acepte ser travestí y no quiero, porque yo soy una mujer con pene, no un hombre que se cree o imagina que es mujer, por eso yo disfruto vistiendo de hombre, aunque siempre con toque femenino. Pero cuando me case, me vestiré de novia.

Sigamos. Me pongo las enaguas para que mi vestido quede ancho. No me pongo aro, eso es ridículo y hace a las novias gordas. Las enaguas me dan un cierto estilo de estar bien vestida y cierto aire de libertad desde las rodillas a los pies, porque ahí le doy un poco de anchura, pero de cintura a la mitad de mis muslos lo tengo ceñido, para que me marque bien mi culo, porque tengo un culo bien formado y redondeado gracias a mis sentadillas, es un culo demasiado bonito para que no se me note el día que yo me case vestida de novia.

Quiero que te cases conmigo muy enamorado porque sé cocinar, en 30 días o más no comerás nunca lo mismo, sé criar hijos, he aprendido de mi madre, solo que no puedo dártelos, tendrás que comprarlos en un súper de niños de esos que hay por algún sitio raro. A mí me da lo mismo, pero también sirvo para alimentar o educar a un niño, para darle calor de familia, qué más da de donde provenga, le voy a dar cariño a un niño que no tenga nada de esas cosas buenas. En definitiva un niño es un niño al que hay que darle todo el amor del mundo para que sea feliz.

Quiero que te cases conmigo muy enamorado para calentarte la cama, para calentarte en la cama y para que me calientes en la cama, que hacer el amor en cualquier otro rincón no tiene tanta gracia como en la cama, con espejos en torno y la luz encendida. Así es como se pone en la vida el calor humano, se empieza por la cama y el punto álgido se da en la ducha.

Quiero que te enamores de mí y nos casemos porque quiero que me folles duro. No lo podrás hacer por mí coño, porque por un error de la naturaleza se perdió en el camino y a falta de clítoris, de vagina y del tío falopio tengo un pene que me da gusto a mí, pero te aseguro que mi culo se abrirá de par en par para que entres triunfalmente, lo disfrutes y me llenes de semen, tanto el culo como todo mi cuerpo, cuando te apetezca regarlo de semen. Nunca te diré que estoy cansada, que me duele la cabeza, ni tendré la regla, ni..., eso, ni nada de nada. Mi culo será tuyo y para tu disfrute, ni siquiera tendrás que avisar, me podrás arrancar la ropa aunque sea a traición, ni me quejaré, siempre me dejarás satisfecho y a la vez siempre con ganas. Antes te cansarás tú de follar que yo de que me folles. Me podrás meter tu pene, el pene de un amigo tuyo si lo deseas, un dildo o cualquier otro juguete, tu puño y tu brazo si es tu gusto, excepto tu cabeza porque te asfixiarías y yo me quedaría sin mi hombre.

Quiero que te enamores y me quieras casada contigo, será una felicidad para ti y para mí, tendrás en mí lo que muchos no pueden tener, una mujer con pene e infatigablemente sexy, me podrás follar y, si te apetece también podrás chupar mi pene, porque yo seré tuya y tú serás mío. Enamorarse de cualquier chica es fácil, vosotros salís a 10 mujeres por hombre. Pero enamorarse de mí y poseerme, solo uno en toda la especie humana lo puede hacer. Tú eres ese, el único, no lo dejes escapar, mejor, no me dejes escapar. Oportunidades muchas, como esta solo una. No te la pierdas. Besos.

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