Mostrando entradas con la etiqueta relatos gay. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta relatos gay. Mostrar todas las entradas

domingo, 19 de julio de 2020

Dos machos alfa en disputa


Vaya por Dios, acabo de enterarme esta misma tarde de un asunto gordo: que mi hermano menor es una puta, aunque lo peor de todo es que ¡me siento orgulloso de ello!, ¡joder! No sé por qué no me enteré antes. Me dijo anoche mi amigo Alfredo López, que había estado follando el agujero del culo de mi hermano menor de manera habitual y frecuente durante todo este año. Me he quedado conmocionado.

No podía creerlo.

Lo que más me apena es que me enteré por boca de Alfredo, justo después de que él y yo habíamos acabado nuestra habitual mamada, todavía él tenía en su lengua parte de mi semen de la mamada que me había hecho y que aún no se había tragado del todo. Me lo dijo en caliente mientras le limpiaba con mi lengua los restos de mi semen que había en su barbilla y labios:

— Tu hermanito Lucrecio la mama que da gusto.

Julio y Sebastián



Sebastián metía una camisa en su mochila justo cuando su compañero de cuarto entraba en la habitación.

— ¿Te vas a casa estas las vacaciones? —le preguntó Pepe, su compañero de cuarto, mientras se sentaba en su cama y lo miraba con cara triste.

— Sí; he de ir a ver a mis padres —dijo Sebastián.

Pepe asentía con su cabeza mientras miraba cómo Sebastián se pasaba los dedos por el largo pelo, enredándolos por entre los cabellos marrones:

— ¡Joder, joder, joder, tengo que cortarme el pelo, —reflexionaba Sebastián murmurando de manera inteligible y Pepe le miró a los ojos extrañado.

La primera vez que tuve sexo con otro hombre


En este relato, cuento la vez que tuve sexo por primera vez con otro hombre. Yo siempre había tenido sexo con mujeres y nunca había tenido en mente tenerlo con hombres.

Me gustan, me encantan y me fascinan las mujeres por muchas cosas. Aunque me gusta leer relatos de sexo entre parejas hetero, transexuales, gay y bisexuales.

El día que tuve sexo por primera vez con un hombre, se trataba de un amigo que recién había conocido, fue cuando fui a su casa a dejarle un pedido de tarjetas de presentación que me había pedido.

Después de qué las revisó y dio su visto bueno, platicamos por varios minutos de diferentes temas, hasta llegar al sexo. Me preguntó si había tenido sexo o algún acercamiento con otro hombre, a lo cual le respondí que no. Soy Buga (sinónimo de hetero) y me gustan las mujeres, por la suavidad de su piel, por sus curvas, sus tetas redondas duras y suaves al igual que sus nalgas.

Follando con el novio de mi hijo y…



Tengo una vecina que es asidua leyendo esta página de relatos eróticos. Ella siempre leía los relatos heteros, los de infidelidad, dominación y orgías. Por amistad en una conversación le descubrí la página y se hizo asidua. Un día me pregunta:

—Janpaul, ¿esos relatos escritos por un tal Janpaul en CuentoRelatos son tuyos? ¿Eres tú ese Janpaul?

Evidentemente me puse colorado, no porque yo sea gay, que eso lo sabe de hace tiempo y siempre me decía «qué buen novio harías de mi hijo», pero yo tenía mis novios ya antes de ponerme a vivir allí, sino porque ya sabe lo cochino que soy. Cuando compré las dos viviendas del 7º piso, ella que vivía en el 6º y se ofreció a ayudar. Aunque no fue necesario, nos hicimos amigos y un día le conté toda la historia y es cuando me dijo que su hijo también era gay.


Primer ligue en un restaurante



El pasado viernes me encontraba en mi casa, haciendo home office, voy poco a la oficina y vivo solo, por lo que sobre todo el fin de semana, veo algo de porno gay e ingreso el portal de contacto gay, para ver si hay suerte y logro conseguir un rico polvo, siempre es difícil, al parecer, todos quieren pero no quieren... ¿Sabes?

Normalmente como cerca de mi casa, pero a veces manejo hasta un centro comercial cercano, en esta ocasión, entre al Sanborns. Me senté en el área de fumadores y la típica mesera vestida de China Poblana del famoso restaurante en México me ofreció el menú, escogí el paquete que incluye sopa, bebida y plato fuerte. En el área en que me encontraba, sólo había otro comensal, un hombre de color, de mediana estatura, cuerpo normal y un rostro agradable. Pensé que era gringo, y le deseé buen provecho en inglés, me contesto con un acento extraño, en español, dándome las gracias y deseándome también buen provecho.

Fui el regalo de luna de miel de unos recién casados



En mi último viaje a Puerto Vallarta tuve mi primer trío; una pareja de un oso canadiense muy peludo y un poblano moreno fit.

Planeé el viaje como una recompensa hace algunos meses. Mi nuevo trabajo comenzaría en pocos días y me acababa de mudar a un nuevo departamento compartido con Pedro, mi roomie que conozco hace poco.

Había pasado unos días muy tranquilos, nada de alcohol ni fiesta; por lo que el domingo que me alistaba para regresar, estaba demasiado caliente.

Me metí a Grindr a ver qué había. Mamados. Chavitos. Daddies. Mejor. Le mando un mensaje a un perfil que dice que son dos y sus descripciones: alto, peludo, panzón y pitido; el otro era lampiño, 1.75 y marcado. Tenían 36 años y 32 respectivamente.


Mi vestido de novia



Cásate conmigo, querido mío, sí, es tu oportunidad, cásate conmigo. Quiero darte unos argumentos por los que has de enamorarte de mí y me has de enamorar a mí de ti. Te lo voy a decir sinceramente y sin tapujos.

Quiero que te enamores de mí porque, teniendo 27 años, me he enamorado mil veces de otros y ninguno de ellos se ha enamorado de mí. Creo que también tengo mi derecho a que alguien se enamore de mí. Además, yo no quiero que te enamores para aprovecharte de mí con un polvo y después me dejes plantado y más frío que un pino de los Alpes en invierno. Quiero que te enamores de mí de tal manera que yo pueda darte la tabarra día y noche y a ti te guste estar conmigo, entre otras razones, por eso mismo y porque tú buscas un hombre afeminado y estoy disponible para ti.


En el aniversario de la empresa

¿Qué buena sensación tenerla en mi mano; su contextura sedosa, grande, palpitando suavemente y aún blanda, me pareció muy agradable. Me hacía sentir algo que yo deseaba tener. Fue él quien me pidió que se la tocara cuando hizo el primer ademán de irse de la fiesta. Se quedó parado, de pie, al fondo del pasillo, agarrándose de la barandilla en la subida, dejando la sala donde habíamos celebrado la cena de Aniversario de la Empresa. Habíamos comido abundante, habíamos conversado, habíamos bailado hasta sudar la camisa en este verano que no acaba… Todos estábamos cansados y deseosos de irnos a casa y meternos en la cama. En un momento ya casi todos los demás se habían ido, la mayoría en taxi porque habían previsto que se dejarían llevar por los tragos que se nos ofrecían abundantemente.

Roberto fue el último que se iba antes que yo. Lo conocí en la oficina, trabajaba en facturación y a veces compartíamos algún rato de conversación, aunque no era tan frecuente. Pero, desde que le conocí me había llamado la atención, es hermoso, no excesivamente hasta llegar a ser inalcanzable, pero nada tenía feo, sus labios carnosos y sus ojos verdes, el cabellos siempre por la frente y abundante, incluso le llegaba a cubrir el cuello de la chaqueta por detrás. Era simpático verle cómo cada vez que se ponía su chaqueta, tenía que desplazar el cabello de dentro del cuello hacia afuera.

Orgía en los aseos públicos de la plaza de Pontevedra

Caliente y excitado como me encontraba aquel día, después de vencer el miedo y vergüenza que me daba a causa de mi timidez, me atrevo a bajar a los aseos públicos de la plaza de Pontevedra, buscando sexo, me encuentro de repente en medio de una orgía.

Uno de los lugares donde me gustaba y me sigue gustando ir en busca de sexo, es a los aseos públicos. No solía ir siempre al mismo, ni tampoco a la misma hora, procuraba cambiar. Pero uno de mis lugares favoritos, eran los aseos públicos de la plaza de Pontevedra, en mi ciudad, La Coruña. Principalmente era porque estos solían estar abiertos todo el día y toda la noche, y a mí, que era muy tímido y bastante vergonzoso, cuando más me atrevía era cuando se hacía de noche.

Solía ser más peligroso, ya que, al no haber vigilantes a esas horas, te podías encontrar con ladrones o gente poco deseada. Cosa que me tiene pasado, pero sin embargo era cuando yo más valor tenía y cuando vencía la timidez de acudir a estos sitios. Por eso estos aseos que había en la plaza de Pontevedra, eran mis favoritos, y a los que acudía con mayor frecuencia.

Padre e hijo: Mi oportunidad



Justo después de mi decimoctavo cumpleaños, noté que mi padre me daba miradas extrañas, luego, unas semanas más tarde, comencé a notar que papá me estaba espiando cuando estaba en la ducha, o desnudo en mi habitación. Nunca olvidaré la primera vez que vi a papá mirándome. Estaba en mi habitación, masturbándome, cuando escuché un sonido viniendo de mi puerta. Miré para encontrar que mi puerta estaba entreabierta y, como pude ver, mi papá se quedó mirándome.

Tenía los pantalones caídos alrededor de los tobillos y estaba sacudiendo su gruesa polla de siete pulgadas. No sabía por qué, pero por alguna razón, el pensamiento de mi padre mirándome masturbarme, me excitaba. Rápidamente fingí no darme cuenta, y moví mi propia vara hasta correrme, arrojando mi esperma sobre mi pecho sin pelo.


Aceptando mi nuevo gusto culposo



Han pasado unas semanas desde que terminé seducido y desquintado, la sensación de confusión en mi mente no se va, así como también cierta sensación de arrepentimiento, no he querido contestar sus llamadas, realmente no sabía que pensar, la idea de haber sido penetrado y haberlo disfrutado era algo que estaba entrando de una forma en mi mente que iba en contra de mi idea anterior de lo que debía ser el sexo, pero mi curiosidad jugaba en contra de mi razón, empecé a estar buscando en el internet, a través de diversos sitios, imágenes y videos, así como estar platicando en algunos chats, percatándome, que incluso me excitaba más en mi imaginación el tener sexo con un hombre o travesti que con una mujer y con la idea de volver a ser penetrado.

Habiéndome armado de valor, luego de varias masturbaciones con fantasías alimentadas por esos videos, fotos, relatos y platicas hot en los chats, me decido a marcarle a esa persona que me termino metiendo dudas en mi vida, contestando al teléfono prácticamente

Male gangbang en el fin de semana

Joel estaba feliz mientras esperaba la hora de su turno en la parte trasera del hotel, saludaba a sus compañeros con una expresiva sonrisa mientras iban llegando, pensando que por fin había hecho algo que valía la pena por su madre. La vida había sido dura desde que su padre los había abandonado y se había ido lejos hacía ya muchos años. Su madre había luchado heroicamente para criar a Joel y a su hermana menor, Katia, en su diminuto apartamento; ahora, por fin, podía devolver un poco del esfuerzo que Eleonora, su madre, había puesto en ello para criar a los dos hijos.

Desde los dieciséis años había estado planeando esto. Algunos pensaban que Joel aún tenía dieciséis años porque se veía bastante infantil con su melena de pelo negro, figura alargada y delgada, de 1,70 m. de altura. La gente decía de Joel que se llenaría con la figura de un buen hombre. Decían los que lo conocían que cuando fuera mayor lo tendría todo: buena apariencia y un genuino encanto. A los dieciocho años Joel era amable, y crecía lentamente en confianza, con una apariencia juvenil, le acompañaba la belleza femenina de su rostro infantil.

Después de desvirgarme, fui la putita del capitán



Llevaba casi un mes siendo follado por mi capitán, después de haberme desvirgado en su cuarto de la compañía donde yo estaba realizando el servicio militar. Después de aquel día, volvió a darme por el culo varias veces más, además de ser su asistente, era su putita particular. Mi culo ya estaba acostumbrado a su gorda polla y no había semana que no me follara varias veces. A mí aquello me encantaba, tenía un macho que me daba verga, después de haberme desvirgado e iniciarme en el sexo gay.

Mi culo era totalmente de su exclusividad, me dejaba tan pero que tan abierto y satisfecho, que no necesitaba de otras pollas que me dieran por el culo. Hasta que un día, mi capitán me propuso realizar una orgía con varios amigos suyos. Sería en su casa, para lo que me daría todo el fin de semana libre, e iría a dormir a su piso, piso que tenía en Alicante.


Vínculo entre padre e hijo

Era una tarde cálida y húmeda. Acababa de terminar de cargar combustible en mi auto, y después de entrar a la casa, fui al fregadero de la cocina para tomar un refrescante vaso de agua. Al ser un día cálido, me había vestido cómodamente con una camisa blanca y pantalones cortos, y tenía ganas de relajarme frente al televisor para ver el mercado de acciones.

Me había ido bastante bien, teniendo en cuenta que tenía un hijo de dieciocho años que tuve que criar solo después de que la puta de mi ex esposa se escapó con un joven pasante de su oficina hace cuatro años. Miré mi reflejo en la ventana de la cocina y sonreí. A los 52 años, tenía cabello rubio algo canoso y había perdido el buen aspecto cincelado que atraía a la mayoría de las mujeres solo me quedaba un rostro agradable a la vista sumado a una gorda y gran barriga que quizá sea la razón por la que mi esposa se marchó con el joven, no había encontrado a nadie desde que mi ex se fue de mi vida, era una persona muy exigente me han dicho, las potenciales parejas que pude haber tenido solo deseaban mi dinero y status. No me enorgullecía de mi cuerpo y ya que trabajaba en un buen puesto en una empresa encargada de gestionar fondos de inversión pasaba mucho tiempo sentado en una PC, lo que no me ayudaba a ponerme en forma. La paga era muy buena permitiendo que mi hijo y yo vivamos cómodamente.

Mi tío viene de visita y follamos


Nunca pensé que las consecuencias de enamorarme de mi tío me llevaran a desearle tanto como ser suyo siempre y siempre para él. Somos como esposos, así vivimos, pero ambos somos maridos y ambos esposas.

Mi tío Lucas, hermano de mi padre, residía en Zaragoza donde tenía su trabajo. Cuando yo era pequeño venía con frecuencia al pueblo con la puta de su mujer. Pocas veces lo veía, lo suficiente para quererlo, porque es muy guapo, entonces y ahora; solo de verlo mi corazón se exaltaba y bombeaba más deprisa —creo que mi corazón sustituía en estos casos a mi pene.

El día que cumplí 18 años, mis padres celebraron una fiesta con familiares y amigos para exhibirme como buena pieza de cambio, buscaban novia para mí y estaban dispuestos a darme al mejor postor. Mi madre se entendía bien con las mujeres, todas eran sus amigas de bla, bla y bla…, además de muy putonas, y mi padre conversaba con sus amigos (?intereses creados, claro¿).

Por curiosidad entré a ver y terminé con el culo abierto

Era una noche de verano en la que había ido como muchas veces buscando con quien follar, luego de andar por los jardines de Méndez Núñez que hay en el centro de mi ciudad, La Coruña, y no haber encontrado nada de mi gusto, fui como solía hacer muchas veces, a los aseos públicos que había en la plaza de Pontevedra.

Eran sobre las 2 de la madrugada, sabía que allí los aseos públicos, de hombres y niños, estaban toda la noche abiertos. De todas las veces que fui, siempre los encontré abiertos, solamente quedaban cerrados por la noche, los aseos de señoras.

Aquella noche al bajar a los aseos como había hecho en múltiples ocasiones, me encontré con que además de los aseos de niños y hombres, el aseo de señoras que quedaba en medio de ambos, también se encontraba abierto. Primero como solía hacer siempre, fui a los aseos de hombres, no encontrando a nadie en ellos, salí de ellos y fui al aseo de niños. Tampoco había nadie, así que pensé en esperar un poco mientras me fumaba un cigarrillo, a ver si bajaba alguien y tenía suerte.

Un festival de lluvia dorada


¿Qué pasaría si te mearan seis o siete personas en la cara uno tras otro? ¿Y si fueran todos a la vez los que te orinaran a todo tu cuerpo desnudo? Y si uno te mete su polla hasta tu boca y te corre su meada por tu garganta? ¿Te puedes imaginar a dos follándote la boca y el culo y, antes de dejarte su semen, se vacían su vejiga de orina dentro de ti? ¿Te imaginas que tú haces lo mismo en cada uno de ellos? ¿Cómo crees que está el piso? Anímate y verás.

El año pasado falleció la tía que, a falta de padres, me crio. Yo estaba viviendo con ella para cuidarla, labor que no me impedía tener un trabajo a tiempo completo, porque por la mañana la levantaba, la aseaba y, sentada en su silla de ruedas, me la llevaba a mi trabajo, ya que no impedía nada en un lugar discreto de mi oficina. Me la llevaba a casa a comer y luego la acostaba hasta la hora de cenar. Tras el deceso y los funerales decidí que por fin era hora de tomarme unas vacaciones. Llevaba cinco años con esta tarea por amor a mi tía. No me había provisto de ningún tipo de folleto de viajes ni turismo. Me puse en camino por la autopista desde Murcia hasta donde llegar a pernoctar y de allí hacer mi plan, no me gusta planear en casa. Había pensado en conducir mi Honda Jazz hasta que me cansara y busqué un lugar para acampar. Llegué a Tarragona norte y salí de la autopista para encontrar un camping.

Gabriel y Quique

Volví cansado del trabajo. Hoy he tenido esfuerzo físico y mental, por lo que, al llegar a casa, no tenía más que ganas de tumbarme un rato en el sofá y recuperarme algo. Menos mal que empieza el fin de semana; pienso recuperarme y no hacer nada durante ese par de dias. No es que me queje, porque me gusta el trabajo en el almacén, despachar camiones, hablar con la gente; los años me van pesando y no tengo la energía de antes. No me quejo tampoco de estar haciéndome mayor. Procuro no quedarme pensando en cómo ha pasado el tiempo, lo que me ha ocurrido… Es otra manera de dejarte arrebatar las horas, así que no cedo, o intento no hacerlo, a la angustia de mi pasado y lo que me queda de futuro. Por ahora estoy bien en mi presente, y ya está.

Lo de la angustia del pasado suena demasiado novelesco, o dramático para lo que en realidad siento. Quiero decir que me doy cuenta de los errores cometidos, y eso me molesta. Después se me pasa, y ya está. Normalmente estoy calmado, no me meto en jaleos, dejo que vayan pasando las cosas. Estoy solo, y eso ayuda a crearme un entorno en el que nadie entra, y me puedo relajar sin más.

Familia que culea unida

José, Ariel y Julio eran primos hermanos entre sí. Todos de una pequeña ciudad del campo, chicos toscos y rudos, acostumbrados desde chicos al trabajo de campo. José tiene 20, mide como 1.70 y es de contextura atlética, igual que los otros dos. Ariel, de 18, es el mas bajo de los tres. Mide si acaso 1.68 y tiene una contextura menuda, casi la de un chiquillo y Julio 21 años, quien es el más alto y musculoso.

Cada vez que los contrataba por temporada me deleitaba viéndolos trabajar al sol. Cuerpos tostados por el sol tropical ardiente, músculos marcados, caritas de niños con culos espectaculares. Me sentaba a verlos soñando con tener algún día esos cuerpazos duros como el acero. Comencé a buscar oportunidades de acercármeles. Y el sábado por fin ocurrió.

Nos fuimos temprano a trabajar al campo, reparar cercas, caminos y cargar troncos para una cabaña. El sol estaba ardiente, brillante. Comenzaron a sudar y se quitaron las camisas. Todos tienen unos pectorales marcadísimos, brazos fuertes y vientres planos. José tiene el cabello castaño y Julio y Ariel negro azabache, con cejas y labios gruesos, Los tres son totalmente lampiños y se rasuran las axilas.

Padre e hijo se vuelven más cercanos



Mi familia no era muy unida, mi madre trabajaba todo el día en una empresa en el área administrativa y mi papá trabajaba medio día como carpintero, mis padres eran poco afectivos entre ellos, casi siempre habían peleas sobre el dinero, las deudas, la casa, los autos, etc.

Un día estábamos cenando y mis padres empezaron a discutir porque según papá, mama no pasaba mucho tiempo en casa y mi mamá le reclamaba que su trabajo era lo que daba dinero a la casa.

De tanto escuchar gritos me fui a mi recamara, y sin quererlo me había dormido, al despertar sentí un brazo en mi abdomen, al levantarme vi a mi papá.

Estaba borracho, a veces dormía conmigo cuando él y mamá discutían.