domingo, 19 de julio de 2020

Don Javier me inició

Este es mi primer relato, es real y es también el comienzo de un despertar que aunque no lo pedí, no lo dejaría ir por nada, espero les guste.

Llevaba 3 semanas sin descansar y ese permiso que me dieron en el trabajo me dio la oportunidad de despejar mi mente, así que lo que se me ocurrió fue meterme a un cine para que, si tenía suerte me quedara dormido o emocionarme mirando la película. Me encontraba ya en la butaca del cine con la garantía de que al menos estaría entretenido por la película. Mientras esperaba a que empezara la función un tipo se sentó a mi lado y comenzó a mirarme como si nos conociéramos, el volteaba a ver los cortos y de vez en cuando volteaba su cara buscando la mía, estuve a punto de cambiar mi asiento o reclamarle, pero no hice ni una cosa ni la otra, no quise que los nervios me jugaran una mala pasada.

En cuanto empezó la película me relajé, pero de pronto lo escuché.

-Hola, sabes de qué trata la película?

-No!

Le contesté muy serio, casi en tono molesto pensando que mi actitud le haría pensar que debía dejar de molestarme. La película no era tan buena así que cerré mis ojos esperando a que el sueño llegara pero el volumen era bastante alto así que los volví a abrir y miraba a los lados de vez en cuando, como buscando algo más interesante a lo que prestar atención, hasta que su mirada se cruzó con la mía. Nos sonreímos por la casualidad, ese momento él no lo iba a desaprovechar.

-Qué mala película verdad?

-Ufff, si malísima!

-Hola, me llamo Javier!

-Mucho gusto, soy Juan!

Javier era un señor de aproximadamente 50 o 60 años, peinaba canas en cabello y bigote, cosa que lo hacían ver una persona agradable, aunque habría una diferencia de edad entre él y yo de casi 30 años.

-Vienes seguido?

-No, de echo es mi primera vez!

-Ha muy bien, bueno no te molesto Juan, sigue mirando a ver si no te duermes!

-Jajaja, no, don Javier, ya perdí el sueño!

-Solo llámame Javier, soy tu amigo, no tu abuelo!

-Jajaja!!!

Esa risa ya fue más de nervios por la mirada de Javier, había algo en ella que me hacía desconfiar.

Volví a mirar la pantalla y sentí como Javier apoyaba su pierna derecha contra la mía, no hice aspavientos, solo aparte un poco la mía para quedar lejos de su alcancé.

Javier volteó a los lados y hacia atrás, lo vi de reojo cuando sin esperarlo sentí su mano en mi entrepierna. Quedé paralizado de miedo y más cuando aprovechando mi silencio comenzó a acariciar mi pene.

-Te gusta verdad?

No respondí, le quería decir que parara, pero mi pene le dio la señal para que continuara.

-Si nene, te está gustando, tu no digas nada, solo disfrútalo!

Volvió a mirar hacia todos lados y ahora era su mano izquierda la que acariciaba mi pene por encima del pantalón, pero su mano derecha fue hacia mi espalda y comenzó a bajarla intentando entrar hacia mis nalgas, yo me puse rígido impidiendo la acción.

-Hazte tantito para adelante y levanta las nalgas, sé bueno con papi!

Fue la forma en que me lo ordenó y el miedo que tenía que me hizo obedecer, apoye mis codos el asiento y le dejé el paso libre. Ya con mi permiso no hubo que lo detuviera, metió su mano por en medio de mis nalgas y su dedo medio fue directo a mi ano. Por Dios que esto ya acabé pensé, pero su dedo ya entraba y salía a placer mientras su otra mano no dejaba de jugar con mi pene, llegó el momento que no aguanté más, sentí que me venía en mi trusa, lo que hizo que bruscamente me levantara para salir casi corriendo al baño. Llegue al baño y me masturbe arrojando mi semen en la taza, me quedé un momento suspirando, arreglé mi ropa y abrí la puerta. Cuando salí estaba Javier esperándome afuera, se paró frente a mí sin dejarme pasar, me tomo por la cintura dándome la vuelta hacia adentro del baño y volvió a ordenarme

-Entra!

No dudé, así que me deje llevar sintiendo su mano en mi cintura que iba bajando acariciando ahora mis nalgas.

Entramos y nos quedamos en el pequeño espacio entre la taza y la puerta de acceso, no entendía qué hacíamos allí, hasta que acercó su cara a la mía, como pidiendo permiso, y luego aproximo sus labios a mi mejilla con un dulce beso.

-Bien echo nene, ya verás cómo lo vamos a disfrutar los dos!

Sinceramente, estaba excitado nuevamente, así que algo me llevó a devolverle el beso. Medio segundo tardó en reaccionar. Desabrochó mi pantalón, de un tirón lo bajo junto con mi trusa, me giró contra la puerta, escuché que abría su cierre y me imaginé lo que estaba haciendo, imaginé lo que me esperaba. Sentí el capullo de su verga abrirse paso entre mis nalgas, me tomo por los hombros e hizo que me agachara un poco levantando el culo, sentí su dedo mojado en mi ano, después su manos abriendo mis nalgas.

-Cosita rica, muy pronto tú serás el que me pida que te coja!

Y me penetró con suavidad y un poco de brusquedad. Un gemido escapó de entre mis labios, y a medida que intensificaba sus embates más gemía yo. Sentía el sudor cómo me escurría por los muslos, y su cuerpo rebotaba contra el mío con la potencia y el ritmo perfectamente sincronizado. Hacía unos minutos no me habría imaginado así con él ni en un millón de años, y ahora mi culo gritaba pidiendo más, más duro, más rápido, más… Moví mi cola para darle mayor acceso y entendió el mensaje. Agarró mi cintura con ambas manos y bombeó llegándome tan al fondo como le era posible. Los gemidos eran cada vez más altos y me estaba resultando realmente morboso que alguien que entrara en ese momento nos pudiera escuchar.

De pronto un sonoro gemido de él me indico que estaba a punto de recibir toda su energía, me borró ese pensamiento, haciéndome gritar nuevamente, esta vez mientras descargaba chorros y chorros de semen caliente dentro de mí culo.

Se quedó un momento apoyado en mi espalda, saco su verga de mí culo y lo escuché arreglándose la ropa, yo seguía recargado en la puerta sin saber qué hacer, me pidió permiso para salir y solo me dijo al oído.

-Rico nene, que rico culo tienes!

Cuando salió yo tomé papel higiénico y limpie el esperma que ya salía de mí cola y sentí el ano muy abierto, subí mi pantalón y salí.

Me esperaba afuera del baño, me dio una tarjeta y se despidió.

-Háblame nene, esto tenemos que repetirlo, pero ya no en un baño, te voy a llevar al lugar indicado para coger!

Se fue y yo guarde su tarjeta, sabía que muy pronto le llamaría.

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