domingo, 19 de julio de 2020

Vínculo entre padre e hijo

Era una tarde cálida y húmeda. Acababa de terminar de cargar combustible en mi auto, y después de entrar a la casa, fui al fregadero de la cocina para tomar un refrescante vaso de agua. Al ser un día cálido, me había vestido cómodamente con una camisa blanca y pantalones cortos, y tenía ganas de relajarme frente al televisor para ver el mercado de acciones.

Me había ido bastante bien, teniendo en cuenta que tenía un hijo de dieciocho años que tuve que criar solo después de que la puta de mi ex esposa se escapó con un joven pasante de su oficina hace cuatro años. Miré mi reflejo en la ventana de la cocina y sonreí. A los 52 años, tenía cabello rubio algo canoso y había perdido el buen aspecto cincelado que atraía a la mayoría de las mujeres solo me quedaba un rostro agradable a la vista sumado a una gorda y gran barriga que quizá sea la razón por la que mi esposa se marchó con el joven, no había encontrado a nadie desde que mi ex se fue de mi vida, era una persona muy exigente me han dicho, las potenciales parejas que pude haber tenido solo deseaban mi dinero y status. No me enorgullecía de mi cuerpo y ya que trabajaba en un buen puesto en una empresa encargada de gestionar fondos de inversión pasaba mucho tiempo sentado en una PC, lo que no me ayudaba a ponerme en forma. La paga era muy buena permitiendo que mi hijo y yo vivamos cómodamente.

Mi tío viene de visita y follamos


Nunca pensé que las consecuencias de enamorarme de mi tío me llevaran a desearle tanto como ser suyo siempre y siempre para él. Somos como esposos, así vivimos, pero ambos somos maridos y ambos esposas.

Mi tío Lucas, hermano de mi padre, residía en Zaragoza donde tenía su trabajo. Cuando yo era pequeño venía con frecuencia al pueblo con la puta de su mujer. Pocas veces lo veía, lo suficiente para quererlo, porque es muy guapo, entonces y ahora; solo de verlo mi corazón se exaltaba y bombeaba más deprisa —creo que mi corazón sustituía en estos casos a mi pene.

El día que cumplí 18 años, mis padres celebraron una fiesta con familiares y amigos para exhibirme como buena pieza de cambio, buscaban novia para mí y estaban dispuestos a darme al mejor postor. Mi madre se entendía bien con las mujeres, todas eran sus amigas de bla, bla y bla…, además de muy putonas, y mi padre conversaba con sus amigos (?intereses creados, claro¿).

Por curiosidad entré a ver y terminé con el culo abierto

Era una noche de verano en la que había ido como muchas veces buscando con quien follar, luego de andar por los jardines de Méndez Núñez que hay en el centro de mi ciudad, La Coruña, y no haber encontrado nada de mi gusto, fui como solía hacer muchas veces, a los aseos públicos que había en la plaza de Pontevedra.

Eran sobre las 2 de la madrugada, sabía que allí los aseos públicos, de hombres y niños, estaban toda la noche abiertos. De todas las veces que fui, siempre los encontré abiertos, solamente quedaban cerrados por la noche, los aseos de señoras.

Aquella noche al bajar a los aseos como había hecho en múltiples ocasiones, me encontré con que además de los aseos de niños y hombres, el aseo de señoras que quedaba en medio de ambos, también se encontraba abierto. Primero como solía hacer siempre, fui a los aseos de hombres, no encontrando a nadie en ellos, salí de ellos y fui al aseo de niños. Tampoco había nadie, así que pensé en esperar un poco mientras me fumaba un cigarrillo, a ver si bajaba alguien y tenía suerte.

Un festival de lluvia dorada


¿Qué pasaría si te mearan seis o siete personas en la cara uno tras otro? ¿Y si fueran todos a la vez los que te orinaran a todo tu cuerpo desnudo? Y si uno te mete su polla hasta tu boca y te corre su meada por tu garganta? ¿Te puedes imaginar a dos follándote la boca y el culo y, antes de dejarte su semen, se vacían su vejiga de orina dentro de ti? ¿Te imaginas que tú haces lo mismo en cada uno de ellos? ¿Cómo crees que está el piso? Anímate y verás.

El año pasado falleció la tía que, a falta de padres, me crio. Yo estaba viviendo con ella para cuidarla, labor que no me impedía tener un trabajo a tiempo completo, porque por la mañana la levantaba, la aseaba y, sentada en su silla de ruedas, me la llevaba a mi trabajo, ya que no impedía nada en un lugar discreto de mi oficina. Me la llevaba a casa a comer y luego la acostaba hasta la hora de cenar. Tras el deceso y los funerales decidí que por fin era hora de tomarme unas vacaciones. Llevaba cinco años con esta tarea por amor a mi tía. No me había provisto de ningún tipo de folleto de viajes ni turismo. Me puse en camino por la autopista desde Murcia hasta donde llegar a pernoctar y de allí hacer mi plan, no me gusta planear en casa. Había pensado en conducir mi Honda Jazz hasta que me cansara y busqué un lugar para acampar. Llegué a Tarragona norte y salí de la autopista para encontrar un camping.

Gabriel y Quique

Volví cansado del trabajo. Hoy he tenido esfuerzo físico y mental, por lo que, al llegar a casa, no tenía más que ganas de tumbarme un rato en el sofá y recuperarme algo. Menos mal que empieza el fin de semana; pienso recuperarme y no hacer nada durante ese par de dias. No es que me queje, porque me gusta el trabajo en el almacén, despachar camiones, hablar con la gente; los años me van pesando y no tengo la energía de antes. No me quejo tampoco de estar haciéndome mayor. Procuro no quedarme pensando en cómo ha pasado el tiempo, lo que me ha ocurrido… Es otra manera de dejarte arrebatar las horas, así que no cedo, o intento no hacerlo, a la angustia de mi pasado y lo que me queda de futuro. Por ahora estoy bien en mi presente, y ya está.

Lo de la angustia del pasado suena demasiado novelesco, o dramático para lo que en realidad siento. Quiero decir que me doy cuenta de los errores cometidos, y eso me molesta. Después se me pasa, y ya está. Normalmente estoy calmado, no me meto en jaleos, dejo que vayan pasando las cosas. Estoy solo, y eso ayuda a crearme un entorno en el que nadie entra, y me puedo relajar sin más.

Familia que culea unida

José, Ariel y Julio eran primos hermanos entre sí. Todos de una pequeña ciudad del campo, chicos toscos y rudos, acostumbrados desde chicos al trabajo de campo. José tiene 20, mide como 1.70 y es de contextura atlética, igual que los otros dos. Ariel, de 18, es el mas bajo de los tres. Mide si acaso 1.68 y tiene una contextura menuda, casi la de un chiquillo y Julio 21 años, quien es el más alto y musculoso.

Cada vez que los contrataba por temporada me deleitaba viéndolos trabajar al sol. Cuerpos tostados por el sol tropical ardiente, músculos marcados, caritas de niños con culos espectaculares. Me sentaba a verlos soñando con tener algún día esos cuerpazos duros como el acero. Comencé a buscar oportunidades de acercármeles. Y el sábado por fin ocurrió.

Nos fuimos temprano a trabajar al campo, reparar cercas, caminos y cargar troncos para una cabaña. El sol estaba ardiente, brillante. Comenzaron a sudar y se quitaron las camisas. Todos tienen unos pectorales marcadísimos, brazos fuertes y vientres planos. José tiene el cabello castaño y Julio y Ariel negro azabache, con cejas y labios gruesos, Los tres son totalmente lampiños y se rasuran las axilas.

Un hermano ayuda a su hermano



A principios del año pasado, mi hermano mayor tuvo un grave accidente automovilístico. Se golpeó hasta el punto en que pasó varios meses en el hospital y luego varios más en rehabilitación física. Todavía no se había recuperado completamente cuando lo enviaron a su casa vacía; se había divorciado de su esposa un año antes de estrellarse.

Una semana después de que llegó a casa, me detuve en su hogar para dejar sus compras, ya que ir de compras era algo que no estaría haciendo por algún tiempo gracias a su espalda en mal estado. Cuando terminé de guardar los comestibles para él, lo escuché decir algo desde la sala de estar.

"¿Huh?" Pregunté mientras caminaba por el comedor." Estaba guardando tu comida".

"Acabo de comprar una porno, ¿tienes prisa o puedes quedarte y verlo conmigo?", Preguntó.

Padre e hijo se vuelven más cercanos



Mi familia no era muy unida, mi madre trabajaba todo el día en una empresa en el área administrativa y mi papá trabajaba medio día como carpintero, mis padres eran poco afectivos entre ellos, casi siempre habían peleas sobre el dinero, las deudas, la casa, los autos, etc.

Un día estábamos cenando y mis padres empezaron a discutir porque según papá, mama no pasaba mucho tiempo en casa y mi mamá le reclamaba que su trabajo era lo que daba dinero a la casa.

De tanto escuchar gritos me fui a mi recamara, y sin quererlo me había dormido, al despertar sentí un brazo en mi abdomen, al levantarme vi a mi papá.

Estaba borracho, a veces dormía conmigo cuando él y mamá discutían.

Me rompen el culo en el puerto de Montevideo

Hacía 2 horas que habíamos llegado al puerto de Montevideo, teniendo que quedarnos fondeados en la bahía ya que no teníamos muelle hasta que nos dieran permiso. Para ir a tierra, nos venía a buscar una lancha del puerto, nos dejaba en el muelle, y de esa manera podíamos ir a pasear por Montevideo. Para volver al barco, era igual, teníamos que esperar a que dicha barca nos llevase al buque. Lo que yo no supe, es que, para volver al barco, teníamos unas horas contratadas, por lo que fuera de esas horas, no teníamos ninguna opción, salvo esperar a que fuese la hora en la que sí teníamos dicho transporte disponible, o esperar en Montevideo a que el barco amarrase al muelle cuando le dieran permiso.

Yo como la mayoría de los compañeros que no teníamos guardia y hasta que nos fuésemos de dicho puerto, teníamos libre, el primer día ya desembarqué para ir a Montevideo.

Llevábamos 6 meses embarcados, sin apenas tocar tierra, solamente habíamos estado 2 días en punta Arenas (Chile), y de eso ya hacía 4 meses, por lo que tan pronto nos dieron permiso, desembarcamos para ir a Montevideo.

Mi hermano y yo



Mi hermano Eugenio es dos años y cuatro meses mayor que yo. Es cariñoso, servicial, generoso, inteligente y un buen hermano. A él le gusta casi todo, tiene buen apetito, le gusta beber sobre todo whisky y vino; le gusta su novia con la que perseveró hasta que se ha casado por fin, porque a él le gustaban todas las mujeres y muchas chicas le perseguían, pero por suerte se casó con la que oficialmente fue su novia y la que más me gustaba para él y de cara a mis padres.

En el físico, mi hermano es duro, fuerte, musculoso, buenos pectorales y sobre todo está su tableta del abdomen que tanto presume; lo merecen sus ocho músculos exentos de grasa y los canales profundos gracias a su constancia en el gimnasio, el fútbol y las carreras que se da conmigo. No está mal de cara pero no es guapo de verdad, salió a mi padre, es moreno por el sol y ojos brillantes, aunque grises.


Con mi amigo Samuel

Estaba medio obnubilado por cómo discurrían las cosas de bien y con buena marcha; todo tan bien organizado y de pronto veo un chico que sale de su fila y se dispone a cumplir el protocolo. Veo al chico joven, tan joven que parece un adolescente pero no nos engañemos que no lo es tanto, quizá por su aspecto lo parezca pero por su edad ya no lo es.

Veo al chico joven que va con una camiseta blanca, aunque ya está algo sucia de sudores y porque ya lleva días sin lavar, dado que esta camiseta blanca y sucia, sudada y muy querida tiene un objetivo y el chico joven que veo, no tan adolescente como parece, quiere usarla para que lo cumpla. Me encanta esa camiseta.

Veo al chico joven con una camiseta blanca y sucia que está cumpliendo un misterioso objetivo y por debajo de ella asoma un precioso culo, rosado, del mismo color que el resto del cuerpo. Culo redondo con dos nalgas que se venden solas. Son dos nalgas lampiñas aún con solo unos vellos casi transparentes y brillantes a la luz del sol, solo visibles de cerca, que de lejos dejan ver la belleza de la redondez de aquellas nalgas. Tan redondas son las susodichas que da más gusto verlas que tomarse un refresco en día muy caluroso y con mucha sed. ¡Quién pudiera poseer ese culo aunque fuera por breves minutos!

Fermín y yo con Blas



Mi mejor amigo ha sido siempre Fermín y sigue siéndolo «hasta morir mi madre», que es una expresión que me suelta siempre que le digo algo así como «no me traicionarás, ¿verdad, Fermín?, y responde:

— Hasta morir mi madre.

Esto significa «antes muera mi madre que yo te abandone, traicione, te dé la espalda». Viniendo de Fermín eso es tan cierto como que el cielo no se cae para aplastarnos. Yo no sé si yo le sería tan fiel, porque he tenido con él secretos, de verdad muy pocos, pero algunos mientras que él me cuenta absolutamente todas sus cosas. Él lo sabe y sigue siéndome fiel; es un tipo extraordinario.




Mi puto compañero de cuarto

Me llamo Pablo, tengo 18 años y cuatro meses. Soy gay y vicioso del sexo, me gusta el pornogay, tengo una polla decente de 17 cm., me gusta usarla para el placer y me alegro más si es con alguien. Voy a gimnasio cuatro días a la semana, tengo buen cuerpo y una estatura de 1.71 m. Como soy de un pueblo a 90 km de la ciudad, para estudiar en la universidad he alquilado junto con mi amigo de toda la vida una habitación. Mi amigo es Antonio, un chico guapo, discreto, delgado de naturaleza y muy silencioso, justo lo mejor para que dos personas nos apliquemos a nuestro estudio y así estamos bien. Nuestros padres son también amigos y se han puesto de acuerdo para pagar el alquiler. Antonio, mi compañero de cuarto, como dicen todos, es de esos amigos que no se buscan, como si hubiéramos nacido amigos, lo fuimos en la infancia, en el colegio y en todo. Incluso él sabe que soy gay, pero nunca hemos tenido nada íntimo entre nosotros ni nunca he estado con otros chicos frente a él ni con él. Mi compañero Antonio y yo estudiamos diferentes carreras, motivo por el cual unas veces él está en clase y yo en casa.



Un día que sabía que no estaría Antonio, pedí a un amigo, Fernando, con quien me había juntado algunas veces en su casa, que viniera a mi habitación porque sabía que Antonio no estaría. Fernando es amigo de la universidad, se llama Fernando León, es más simpático que guapo, tiene un cuerpo regular y una polla enorme, como de unos 20 cm., nos conocimos en un pub gay de la ciudad, intercambiamos números de teléfono y me invitaba a su casa para tener sexo. La verdad es que me gusta tener esa polla metida en mi culo. Resultó que sus abuelos viven en mi pueblo y él va a verlos y esto hizo que nuestra amistad se incrementara relativamente, porque dijo que tenía un novio que no estudiaba en la universidad y vivía en su pueblo trabajando en las tierras de su padre:

— Yo aguanto como puedo y cuando no puedo le doy al manubrio, —decía en su inocencia.

Esta vez me decidí a invitarlo a mi cuarto porque quería que me follara sin prisas ya que siempre tiene prisa cuando lo hacemos en su casa donde vive más gente. Varias veces lo hicimos y mi compañero Antonio no descubrió nada. Y es que disimuladamente le pregunto cuántas clases tiene y sus horas, solo para encontrar la oportunidad de follar con Fernando sin molestarlo y sin que me moleste.

Una vez, Fernando y yo estábamos bien atrapados por la lascivia y estando ferozmente follando en la cama, se abrió de repente la puerta. Era el momento en que me encontraba abrazado a Fernando, desnudos los dos, él sentado sobre la cama y yo sentado sobre su pubis y las piernas abrazando su cintura, los pies a la espalda y mis brazos rodeando su cuello. Su polla la tenía metida en mi culo para que entrara profundamente. Ya había pasado el momento del dolor y todo era puro placer, me sentía lleno con la polla negruzca de Fernando dentro de mi culo y besándonos abrazados a punto de entrar en el clímax que nos llevaría al orgasmo; me movía con impulsos corporales arriba y abajo para no acostumbrarme y sentirla presionando en lo profundo para ponerme lascivamente más cachondo. ¡Una sombra! ¡Dios mío, a mi lado había una sombra! Me di la vuelta y entonces vi que se trataba de mi compañero Antonio, ¡había vuelto, joder, putamadre! Me quedé muy avergonzado. Fernando vio a Antonio solo durante unos segundos.

Antonio nos vio a los dos afanándonos follando para conseguir más penetración y mejor orgasmo. Se sonrojó, salió y cerró la puerta avergonzado. Fernando me preguntó:

— ¿Ese es tu compañero de cuarto?

— Sí, debiera estar en clase.

— Tu compañero de cuarto es muy dulce, no te lo tomará en cuenta.

Continuó metiéndose en mi culo y seguimos follando a nuestra marcha. Fernando y yo terminamos nuestro apareamiento hasta el orgasmo. Me llenó el culo de su semen y yo su abdomen con el mío. Nos limpiamos con una toalla, donde también dejé caer el semen de Fernando que fluía por mi ano y salimos de la habitación para vestirnos en el baño. Después de despedir a mi amigo Fernando, miré a mi compañero y amigo Antonio incómodamente riendo. Intenté disculparme con él, diciéndole que no esperaba que volviera tan temprano. Resultó que su clase fue cancelada ese día y lo supo cuando llegó al aula y vio el aviso, por eso regresó a casa tan pronto y nos sorprendió follando. Yo estaba avergonzado de muerte, pero a Antonio no parecía importarle mucho.

— La próxima vez, si me avisas, no vendré a molestar y evitaremos sorpresas, —me dijo suavemente Antonio.

— Lo haré, gracias, aunque no me importa que tú me veas.

— No me imaginaba que los gays follaran tan intensamente como lo hacíais vosotros.

Ese mismo día algo más tarde, Fernando me preguntó:

— ¿Qué pasó con tu compañero de cuarto? ¿Se ha incomodado?

Le dije que Antonio estaba tranquilo y que no parecía que le repugnaran los gays como asquerosos o algo así.

— Igual tu compañero de cuarto también es gay, puede que sí, después de todo, él parece que es un otaku, tiene toda la traza, mira si tiene revistas de manga o algo así o alguna prenda de colección y entonces lo tienes claro, — dijo Fernando intencionadamente mal.

Pocos días después, tentaba deliberadamente a Antonio para ver una película pornogay, después de todo, mi relación con él era bastante buena desde siempre. No le importunó; me dijo que quería verla. Antonio y yo nos sentamos frente a mi ordenador y no mostramos entusiasmo ni él ni yo en todo el transcurso de la película. Parecía que no nos excitaba en ese momento. Nos fuimos a dormir y, acostados cada uno en su cama como siempre, conversamos largo y tendido. Deliberadamente le dije:

— Acabas de ver una película de porno gay en la que unos tíos tenían sexo entre ellos y estabas tan tranquilo, ¿es que eres gay o te gusta ver cosas de los gays?

Antonio no lo negó, solo dijo:

— Quizá yo no soy un chico tan guapo como desearías, pero no me preocupa eso, porque lo que tengo claro es que no me voy a casar, me quedaré para siempre soltero.

— Mi amigo Fernando y yo hemos tenido sexo algunas veces, siempre he pensado que era muy amable y guapo y que me gustaba, —le dije a Antonio.

Entonces se quedó un momento largo en silencio, se puso como tímido tapándose la mitad de la cara con la sábana y tímidamente preguntó:

— ¿Duele mucho cuando lo haces?

No esperaba que me preguntara si duele mucho, entonces le dije:

— Tengo lubricante.

— Vale, voy a dormir ya.

Así es como evitó entrar en más profundidades a propósito.

Dos días después le dije a Fernando que viniera otra vez a mi cuarto para follar. Esta vez, Fernando y yo esperamos intencionadamente que Antonio regresara. En efecto, cuando vino abrió la puerta y nos vio a mí y a Fernando, parecía un poco tímido y pensó que ya íbamos a eyacular de inmediato. Antonio sonrió y quiso irse sin molestar mis relaciones sexuales con Fernando, pero el sinvergüenza de Fernando con solo su ropa interior puesta se apresuró a abrazar al Antonio que se quedó estupefacto. El travieso Fernando le dijo a Antonio:

— Te amo mucho, eres muy guapo y lindo.

¡Antonio se sonrojó al instante! Fernando lo abrazó deliberadamente poniendo su entrepierna contra las nalgas de Antonio, —¡el panorama se veía que se estaba poniendo caliente!—. Fernando le dijo:

— Vuelve tu rostro y mírame, guapo.

Los dos se miraron con afecto. Fernando hizo una caricia a Antonio en su rostro, luego puso sus labios sobre los labios de Antonio. ¡No esperaba que mi amigo Antonio fuera seducido! Antonio tomó la iniciativa de besar en serio a Fernando y este se agachó para tocar las nalgas de Antonio; los dos estaban realmente excitados. Yo los miraba y veía el paquete de ambos que aumentaba por el empuje de sus pollas.

Fernando enseguida ayudó a Antonio a quitarse la ropa y los pantalones, quedándose en paños menores como defensa con un bulto descomunal. Luego pidió a Antonio que descansara tranquilo:

— No dolerá, y solo haré lo que tú me permitas.

¡Antonio fue seducido por Fernando y se quitó la ropa interior!

Fernando llevó a Antonio a la cama y me ordenó que llevara una toalla para que se acostara. Fernando tiró vigorosamente de las piernas de Antonio y levantó su culo. Fernando lamió el trasero de Antonio con fruición e ininterrumpidamente, para que Antonio gimiera sin parar. Yo pensaba «este Fernando se las sabe todas, ¿cuantas veces y con cuánta gente lo habrá intentado?, va a lamer el culo hasta que el otro solo sienta placer», yo estaba admirado y boquiabierto. Y así fue, pues Fernando, al cabo de un rato, dijo en voz baja: «Ni los heterosexuales se resisten».

—Ah…, aah…, aaah…, —susurró Antonio.

— ¡Este sí que es un amigo de verdad como nunca lo había visto! —exclamó repentinamente Antonio y siguió gimiendo una y otra y otra vez…

Fernando le dijo a Antonio:

—¿Es la primera vez que alguien te ha comido el culo?

Antonio asintió tímidamente, indicando que era virgen.

— Ahora espera tranquilamente hasta relajarte, y no te dolerá lo que te vamos a hacer.

Fernando me pidió el aceite lubricante, le embadurnó el culo a Antonio y luego le insertó los dedos suavemente uno tras otro. Antonio inevitablemente se sintió un poco incómodo, pero, para que se fuera adaptando, Fernando acarició la polla de Antonio al mismo tiempo que le insertaba los dedos, de modo que Antonio se hallaba distraído.

— Lentamente, estoy insertando mi segundo dedo ahora, —explicó Fernando.

Cuando el culo de Antonio se puso suave, sacó los dos dedos del agujero. Se puso al frente de Antonio y le pidió que le ayudara a ponerle la polla dura con una buena mamada. Antonio se puso a chupar la gran polla de Fernando y, efectivamente, entonces sí, iba recordando la película que había visto conmigo e iba poniendo en práctica lo que recordaba, lo iba haciendo cada vez mejor y lo perfeccionaba por momentos rápidamente. La gran polla de Fernando se mantuvo profundamente en la boca de Antonio durante varios minutos antes de que estuviera a punto para bombear su culo. ¡Toda la polla se levantó a tope con las azules venas bien pronunciadas! Fernando frotó los labios de Antonio lentamente durante unos segundos para permitir que este pudiera ver lo grande que la había puesto con su mamada. Antonio estaba entusiasmado y abría la boca para volvérsela a meter dentro quería volver a comerse la polla, pero Fernando la retiró. Fernando sacó un condón del bolsillo de su pantalón que estaba en la silla junto a ellos, rompió el sobre y se lo puso en su gordo pene. Atrapó su gran polla entre sus manos frente al agujero bien preparado de Antonio y exclamó al primer empuje:

— ¡¡Juro por lo putas que son nuestras madres que me voy a quedar con tu virginidad, maricón de mierda!!

Fernando comenzó a presionar suave pero decididamente apuntalando su polla en el culo de Antonio, mientras este se había puesto nervioso con el grito y juramento y a la vez más excitado. Me puse delante de Antonio:

— Relájate, relájate tanto cuanto puedas, no hagas fuerza, relájate, deja que pase.

Cuando Fernando se apretó con el glande contra el culo de Antonio, la cara de mi compañero obviamente parecía algo incómoda, pero no quería detener a Fernando y no voceó en ese momento. Antonio no deseaba parar aquello y Fernando tampoco, yo besaba y acariciaba a mi amigo para consolarlo en estos primeros segundos. Fernando siguió adentrándose en el culo de Antonio. Me puse cachondo y chupé la polla de Antonio para estimularlo. Fernando me vio tan sensual, que extendió la mano y me tocó el pelo, mientras insertaba su polla en el culo de Antonio. Para que Antonio pudiera liberar la presión, agarré su mano y se la apreté con fuerza.

Durante esos diez minutos, Antonio fue ayudado por mí y por la delicadeza de Fernando. Yo seguía agarrado a su mano y le chupaba su polla.

Fernando tocó mi cabeza con su mano y lo miré. Sus ojos, alegres y triunfantes, me comunicaron que ya había penetrado con éxito y se hallaba en el recto de Antonio. Entonces, Fernando mantuvo su polla quieta dentro de Antonio, la había metido profundamente. ¡Mi amigo Antonio es muy divertido! Siempre tan serio y ahora tan feliz, gimiendo sin parar y echando suspiros de felicidad por su boca. Fernando se la iba metiendo y sacando, follándole con ganas, sus manos todavía aferradas a la ropa de cama y permitiendo que el cabrón de Fernando majestuosamente le quitara su virginidad, se lo folló rabiosamente y él con lagrimas en los ojos de emoción más no de dolor, se puso gritando como una puta en celo. Ahí estaba Fernando cometiendo un adulterio contra mí que soy el amigo de Antonio de toda la vida y siempre durmiendo los dos en la misma habitación sin mostrarme ni un dedo de sus pies. ¡Hay que ver que en solo unos minutos, mi compañero de cuarto, el amigo de toda la vida, mi Antonio cambió de una buena imagen de casta virgen que yo conocía a ser otra persona llena de lascivia y erotismo! Se había convertido en un chico malo que timoratamente me había visto follando con Fernando y ahora me decía:

— Dale mi teléfono también para que me llame cuando tú estés en clase.

Antonio miró a Fernando y sacó la lengua, porque Fernando le había parecido muy agradable. Fernando dejó sobre la mesita su número de móvil y se inclinó para besar al cabrón de Antonio. ¡Los dos delante de mí se dijeron maravillas uno al otro! Antonio tragó el sopapo de saliva y baba que Fernando escupió en su boca y lo miró cariñosamente. Antonio mismo estaba lleno de semen pegado a su polla y Fernando se la chupó para tragar todo hasta dejar reluciente su pene y luego Antonio lamió los dos huevos grandes de Fernando poniéndoselos en la boca. Antonio volvió a tragar la polla entera de Fernando hasta su garganta y la atravesó hasta atragantarse, tanto la engulló que le faltaba respiración, ¡parecía que iba a morir! Observé ese par de animales adultos durante más de media hora antes de que Fernando se detuviera lentamente. Toda su gran polla se puso erecta y de nuevo la metió en el culo de Antonio profundamente, y esperó allí hasta que Antonio jadeara. En ese momento, Antonio deseó abrazar cálidamente al magnífico Fernando, pero yo intenté calmarlo. Fernando sacó su polla del culo de Antonio para descargar su semen en la toalla. Al mismo tiempo, Fernando ayudó a Antonio a desahogarse, sosteniendo la polla para masturbarlo hasta que descargó con furia.

Desde ese momento ya dormíamos Antonio y yo en una cama y follábamos. Cuatro días después Antonio y yo tuvimos necesidad dela fuerza de Fernando para follar. Deseábamos, ambos ansiosos, que viniera Fernando y, como ya no podíamos aguantar, lo llamamos para tener ambos sexo con él o si lo prefería hacer un trío. En este momento, estando yo llamando a Fernando, vi a mi amigo y compañero de cuarto con sus piernas extendidas, todo desnudo encima de la cama descaradamente y no pude hacer otra cosa que acercarme y follarlo hasta que viniera Fernando. Nos metimos los dos en la ducha para lavarnos mientras venía y luego de secarnos subimos a la cama hasta que llamó Fernando a la puerta. En cuanto llegó lo recibimos los dos desnudos abriéndole la puerta y apenas lo vimos ya nos pusimos calientes a tope y dejamos que Fernando nos turnara a su antojo para que nos penetrara el culo y nos diera placer, mientras tanto Antonio y yo nos acariciábamos y besábamos, pero necesitábamos el macho. No sé si mi amigo Antonio se hizo adicto a comer las frutas prohibidas, pero si no fue así, al menos se fue degradando, y no pasaba día que tenía que chupar mi polla y mis huevos dos o tres veces. Fernando también estaba atrapado en el juego sexual. Ese día nos hizo tres rondas. Pero ya se acostumbró a venir dos o tres veces a la semana y nunca era para ninguno de los tres suficiente. Antonio y yo nos consolábamos, el mamando mi polla y yo perforando su culo.

Me compadecí de un esclavo sexual

Recibí un mensaje en mi Whatsapp invitándome a una fiesta con espectáculo. Me lo enviaba Martín, un amigo que hice en la Universidad a poco de caer yo por allí. Me solía invitar a fiestas de gays, pues pronto había detectado mi orientación; otras veces eran fiestas de otra índole, una fue de desnudos, otra de heterosexuales. La primera vez que me envío una invitación no era exactamente para gays, pero los había e hicimos de las nuestras. El mensaje recibido al que me refiero decía lo siguiente:

«Amigo Lucas Padilla, quedas invitado a una fiesta con espectáculo que tendrá lugar en la Masía La Ozana. La concentración tendrá lugar el sábado a media tarde en el jardín trasero de la Masía donde podrás departir con los amigos que vayan llegando mientras degustáis unos canapés y bebidas. En el momento indicado se nos avisará a pasar al espectáculo y demás actividades en el salón preparado para ello. La fiesta transcurrirá durante toda la noche hasta después de la salida del sol. Los que no estén en condiciones de marcharse por haber ingerido gran cantidad de alcohol podrán pernoctar en la Masía hasta que se dirima la turca. Tanto para el estacionamiento como para la habitación tienes en la entrada un ticket con el número 27B, yo tengo el 27A, es decir, que si lo deseas podremos dormir juntos y todo eso. Espero que no faltes. Tu amigo Francesco».

Mi primera vez

Me llamo Javi y lo que voy a relatar fue cuando tenía 19 años. En ese entonces tenía un amigo llamado Saúl. Éramos uña y mugre. Entonces nos gustaba tomar. El problema era que en mi casa se podía tomar hasta las 2 de la tarde pues a esa hora llegaba mi hermana. Y en la casa de él no lo dejaban. Una vez habíamos tomado bastante y queríamos seguir la fiesta. Saúl me dijo que conocía a alguien que nos dejaría tomar en su casa. A mí se me hizo extraño porque me preguntaba si así nada más le gustaba dejar que tomaran en su casa. Pero yo estaba demasiado ebrio para poner objeciones. Fuimos a la casa de este señor. Recuerdo que era una vecindad y cuando entramos había como tres o cuatro señores en la puerta que se nos quedaron mirando raro. No le di importancia y entramos.

Llegamos al cuarto del señor y Saúl lo saludo cordialmente y yo solo de mano. Nos sentamos en el sofá y de repente el señor nos preguntó si queríamos cerveza a lo cual yo conteste que sí. Él mando a traer caguamas. Nos servimos cada quien en un vaso y luego el señor puso una película porno. Yo estaba pedo y empecé a excitarme mucho. De repente me quedé dormido. No sabría lo que vendría después.

La empleada doméstica





Mi nombre es Sasha Marcela, soy travesti y tengo 31 años. Trabajo como empleada doméstica en un chalet a las afueras de Madrid. Siempre me gustó servir y hacer las labores de casa, así que en cuanto vi un anuncio de que una familia adinerada necesitaba de una chica para hacer de interna me presenté en la dirección que daban. Aquello no era sino la oficina del señor. Al recibirme quedó bastante conforme conmigo y para evitar futuros disgustos le mencioné sobre mi orientación y que no era una chica, sí que me vestía como tal pero que en realidad era homosexual. Ante mi sorpresa, Don Jorge estuvo encantado y me confesó que con su esposa apenas si tenían intimidad.

-Si tú estás de acuerdo -dijo mientras marcaba en su móvil- el trabajo es tuyo y mi polla también.

Mi sorpresa fue grande al escuchar que hablaba por el teléfono con su mujer y le decía que ya tenían chica y que estaba muy contento conmigo, que era lo que estaban buscando...

Primera vez con un gay

Mi nombre es Dani y les voy a contar como fue mi primer encuentro con un hombre gay. Tengo 33 años y esto sucedió hace unos 5 años cuando estudiaba la universidad. En mi salón había un compañero que se llamaba Fer, él era gay declarado, no le importaba vestirse afeminado, maquillarse, pintarse el cabello, jotear, etc., aunque era respetuoso con los demás compañeros siempre bromeaba.

Regularmente los viernes nos juntábamos en la casa de otro compañero apodado "el enano" que vivía solo y a 2 cuadras de la universidad, nos juntábamos a tomar cerveza, asar carne, bromear, platicar, etc. íbamos como algunos 5 o 7 chavos y chavas entre ellos Fer que siempre era el alma de la fiesta.

En ese entonces yo tenía una motocicleta en la cual me movía de un lado a otro, pero esta ocasión, tuvo una descompostura la cual me obligó a dejarla en el taller ese fin de semana, pero eso no era impedimento para asistir a la reunión de los "beviernes" después de la uni así que terminando las clases nos dirigimos hacia la casa del "enano" y una vez ahí empieza la cooperación para ir a comprar la cerveza y las botanas.

Mi tío me da a mamar su pene

Mi tío y yo pasábamos mucho tiempo solos, él tenía una casa en un pueblito a las afueras.

En un principio solo iba para ayudarle con las labores del lugar hasta que un día nos emborrachamos y ya muy tomados tuve que ayudarlo y llevarlo a su cama ya que no podía caminar sin chocarse.

Cuando llegamos se arrojó a la cama, pero debido a la maniobra su pantalón junto con su ropa interior quedaron cerca de sus rodillas dejando al descubierto su pene flácido y peludo.

Al verlo me excité mucho y me dio curiosidad tocarlo, pero no sabía cómo abordar la situación con mi tío, pero él dijo una frase que interrumpió mis pensamientos:

-Sabes sobrino, tiene mucho tiempo que no estoy con una mujer ¿no quisieras echarme una mano? No le diré a nadie.

Yo respondí: no lo sé tío

Asistente de recepción


Me llamaba David Hurtado cuando ocurrió esta historia. Trabajo en un hotel, un resort en la zona de playas, con vista al mar. Soy asistente de recepción o como suele decirse, uno de los cinco botones de mi turno que atendemos al personal desde recepción hasta su habitación, también si necesitan los huéspedes algún extra a destiempo, ahí estamos nosotros. Mi jefe inmediato es Jaime, el recepcionista, con quien coincido siempre en el mismo turno junto con Felipe, Manolo y otros dos muy estirados, Chema y Angulo, pero nada guapos. Felipe y Manolo son guapos y humildes. Yo soy, rubio, no estoy mal, pero debo parecer muy guapo, dice Felipe, porque las mujeres me miran y comentan, lo que pasa es que no me doy cuenta de eso porque las mujeres no me van, aunque sí pagan..., no me duelen prendas. Pero quizá parezca más guapo de lo que en realidad soy por el cabello rubio oro intenso. Soy delgado, mi abdomen es plano sin cuadros ni tabletas, pectorales pronunciados con unos pezones agudos quizá de tanto tocarme; mi culo es de gimnasio porque allí lo he modelado y en mi polla cuelgan 16 cm en reposo paralelamente con los huevos, ni hecho a medida.

Mi fantasía con mi profe de natación

No hace mucho tiempo tomé unas clases de natación, siempre había tenido la inquietud de aprender, todo muy bien en las primeras clases que en un inicio tomaba por las mañanas, la instructora muy amable, los compañeros de clase (principalmente adultos) la mayoría mayores que yo (que por esas fechas recién había cumplido 30), también todos muy amables y la verdad un ambiente muy cordial y relajado.

Hasta que un día por razones de trabajo solicite a la administración un par de semanas de clase por las noches y fue ahí en donde lo vi por primera vez, era uno de los instructores, su compañera una chica se ve que estudiante universitaria aún y él, un joven con no menos de 28 y no más de 30 años de edad, alto yo diría poco más de 1.80 m de estatura obviamente más alto que yo pero considerando que mido 1.70 yo diría que él tenía la estatura perfecta, cara un poco alargada, cabello rizado quizás demasiado y por eso prefería usarlo muy corto, ojos cafés con una mirada reflejaba seguridad en sí mismo que es algo que me encanta de un hombre, esbelto no musculoso, pero evidentemente en muy buena