domingo, 19 de julio de 2020

Un grato encuentro durante un viaje

En esta ocasión les quiero compartir esta historia, que sin duda me dejó una gran huella en mi vida. No esperaba en lo más mínimo que esto me pudiera suceder, sin embargo pasó y lo disfruté al máximo. Ya había viajado a Europa en varias ocasiones siempre por motivos de trabajo, siempre había estado en una relación estable durante mis viajes así que siempre me concentraba en lo laboral.

Pero esta ocasión pareciera que todo dio de vueltas y al mismo tiempo se acomodaron las cosas, terminé una relación, en el trabajo me hablaron de un proyecto más en el extranjero y así, sin más, me fui sin la más remota idea de que iba a encontrarme una gran persona. Soy abiertamente gay, me encanta la lencería y me encanta referirme a mi misma como ella en mis relatos, soy muy apasionada e intensa, me tomo en serio el entregarme a alguien porque me encanta el hacer sentir bien a mi pareja, en darle esos bellos efímeros momentos de placer que son (en mi forma de ver las cosas) la mejor razón para vivir, que son la única y verdadera razón de estar en este mundo. Besos a todos y espero que les guste el siguiente relato.

Me cogen tres machos


Recuerdo mucho esa tremenda cogida, es el mejor cuarteto que he tenido, en ese entonces tenía 25 años siempre he sido muy caliente y hay veces que no se me calma con una sola verga, habían pasado ya 6 días buscando quien me pusiera en 4 sin éxito, estaba demasiado caliente, me masturbaba todos los días fantaseando en cabalgar una rica verga.

Soy un tipo bi con novia, mido 1.74 m de altura y peso 72 kg, con buen cuerpo ya que hago mucho ejercicio en casa, tengo el culito rico y algo peludito, con barba de 3 días, blanco, cabello negro, algo velludo y ojos verdes, la verdad estoy bien cogible, pero soy de clóset y no cojo con cualquiera ya que mi ciudad no es tan grande.

Ese día tuve suerte, entré a una página de contactos esperando encontrar algo, era viernes y me encontré a un tipo que venía de visita a mi ciudad y se quedaba en un hotel en el centro, me dijo que tenía un chavo que iba a llegar a coger con él y si quería armar un trío, obviamente le dije que sí y quedamos a las 6 pm en el hotel donde se hospedaba.

Alejandro dice que me ama


Alejandro es mi primo hermano, digo que es mi primo porque no tengo otro. Es hijo de mi tía Eulalia, hermana de mi madre. Solo son dos los únicos descendientes de mis abuelos que ya murieron, mi madre y mi tía. Por parte de mi padre tengo tres primas, pero ningún primo. Mi tío Antonio y mi padre que se llama Pablo son hermanos de mi tía Angélica pero los dos varones no se hacen con ella a causa de su esposo que de verdad es odioso, engreído y absurdo. Mi tía Angélica es mi madrina, por eso, con cierta frecuencia, le hago visitas interesadas porque me da buenas propinas, pues quiere demostrar que es más rica que mi madre y a mí eso no me espanta sino que me conviene. Pues ellos, mi tía Angélica y su esposo Anacleto tienen una hija que se parece a su padre; la muy imbécil se llama Angie; ni da gusto ser su amigo, ni creo que lo desea. Mi tío Antonio con su esposa, mi tía Belén, tienen dos hijas gemelas nacidas el mismo año que yo de las que soy muy amigo, a mi entender demasiado amigo, porque ellas esperan de mí lo que les está vedado, mis primas son Belén y Antonia —Toñita la llamamos—. A mi tía después del parto tuvieron que sacarle los ovarios y no sé cuántas cosas más dicen que le rasparon, de ahí que una fuera para papá y la otra para mamá, por eso llevan sus nombres. Esta es mi familia.

El abogado justiciero

Luis Fernández —para todos Lucho—, estaba seguro de que el abogado era un marica, pero eso era positivo porque, siendo estudiante universitario no tenía dinero para pagar un abogado, y en verdad que lo necesitaba, no un abogado cualquiera sino un defensor de primera clase si quería evitar el falso cargo de haber violado a una estudiante en el campus. Claro, ella había seguido diciendo «no, no», pero la verdad era que la perra lo había querido tanto como Lucho, con sólo mirarla Lucho podía verlo, y no había manera de que pudiera pagar la tarifa vigente de un abogado. Así que Lucho había decidido que le haría al marica una oferta que no podría rechazar.

El tipo cobraba 200 euros la hora por representar a un cliente y Lucho le iba a ofrecer al hombre la oportunidad de ir directamente a su coño hetero de semental por cada tres horas de trabajo. A Lucho nunca le habían follado antes y pensó que lo iba a odiar, pero era un trato con su abogado marica o arriesgarse a ir a la cárcel. Y mirando la forma en que lo hizo, Lucho pensó que lo más probable era que le dieran una paliza en su primera noche allí. Así que su coño iba a ser escarnecido sin importar lo que hiciera, y tenía que creer que lo pasaría mejor con su abogado maricón follándoselo que con un bloque entero de duros y cachondos criminales cada día y cada noche durante un par de años en prisión. 

Cine porno favorito

Este es mi primer relato y es verídico. Todos los meses una vez por mes tengo que viajar a Capital Federal para la reunión de trabajo. Cada vez que termina la reunión tomo el subte línea D para bajarme en la estación de Agüero, caminar dos cuadras y llegar al cine porno box, pero este día fue muy especial ya que conocí a Raúl, un veterano de unos 50 años.

Como siempre que voy recorro las dos salas del cine, una gay y una hetero, mirando con quien me puedo entretener hasta que sentado en una butaca lo veo con su pija ya afuera... a media asta, pero imponente, me quedo mirándolo, cruzamos miradas y me animo a preguntarle “me la puedo comer?”.

Acto seguido se para y se saca todo el pantalón quedando desnudo de la cintura para abajo. Me llama con la mano y me dice “cometela toda”, acto seguido me arrodillo y me quedo mirando su terrible pija empiezo a pajearlo y a lamerle la cabeza, pasarle bien la lengua hasta metérmela todo lo que pude en la boca, intentaba metérmela toda, pero no entraba, ya estaba bien dura y era gigante!!!

Jóvenes en los vestuarios

Esta experiencia sucedió durante un verano, en unos vestuarios de unas piscinas en las que coincidí con otros dos chicos.

Era una tarde de verano, hacía mucho calor y a mí me gustaba pasarme toda la tarde en las piscinas de mi pueblo hasta que avisaran de su cierre e incluso me tenían que llamar la atención para que me fuera. Antes de irme a casa me cambiaba en los vestuarios y algunas veces me duchaba también para no tener que esperar en casa si estaba el baño ocupado o discutir para pedirlo yo.

El caso es que en mi pueblo todo se sabe y habían llegado a mis oídos rumores de que dos chavales muy amigos se pajeaban juntos y uno se la había chupado al otro, algo que a mí me daba morbo pensar. Estos chicos iban con un grupo de amigos pero ellos dos a veces iban juntos y coincidían con mi horario para ir a la piscina. Un amigo mío en alguna ocasión les saludaba estando yo con él ya que habían ido al instituto juntos.


¡Quédate en casa!

Estado de alerta nacional. Cumplidores que somos en mi familia, nadie se movió de casa. Mi padre ordenó vía internet que le trajeran a casa la compra. Hizo una compra para veinte días desde una lista que le dio mi madre. Somos siete en casa, papá, mamá, Pili que es gerente de una tienda de moda que tuvo que cerrar, Lucas, las mellizas Aure y Jenny y yo. Papá y mamá tienen su dormitorio con baño. La habitación de Pili es pequeña, pero coqueta y tiene de todo, baño particular como mis padres y televisor. En quince días solo la he visto para comer. Le encanta encerrarse y hablar con su novio que vive en Berlín. Las mellizas tienen una habitación y enfrente un baño que usan habitualmente solo ellas. Lucas y yo estamos en una habitación espaciosa con balcón a la calle y usamos el baño general, lo usan todos hasta las visitas, de modo que vamos siempre con la bolsita de aseo en mano y toalla al hombro.

Lucas tiene novia y yo llevo trimestre y medio de universidad, me gustan los chicos y lo guardo para mí; vamos, quiero decir que estoy en el clóset.

Inesperado encuentro


Hace algún tiempo, cuando estaba todavía en Sudamérica, tuve la oportunidad de conocer a un joven, que en aquel momento no pensé que se daría algún encuentro particular entre nosotros, porque él estudiaba bachillerato, y yo tenía veinticuatro años.

Lo cierto es que fue en un pueblo muy pequeño y remoto, donde todos se conocen y se saben los chismes con todo pormenor. Un pueblo donde hacía mucho calor, y el sol hacía a las personas sudar como si se encontrasen dentro de una enorme sauna al aire libre; la piel de cualquier persona allí se brotaba con urticaria debido al inclemente verano perpetuo.


Sin embargo, era un pueblo bastante concurrido y muy visitado, donde viví por poco más de un año. Conocí mucha gente, aunque eran pocos los amigos que yo tenía.


Familia cautiva de unos degenerados

Los Ortega regresaban a casa tras sus vacaciones. Al aterrizar y recoger sus maletas, salieron al aparcamiento donde estaba su coche estacionado desde el día que subieron al avión en dirección a Atenas. Todos tenían ganas de llegar a casa porque estaban muy cansados y la emprendieron en dirección a casa. El señor Ortega estaba feliz de haber cumplido la promesa que había hecho a sus hijos de visitar las islas griegas en el Egeo. Lo único que lamentaba Ernesto Ortega era que su esposa no los hubiera acompañado, ya que ella se había separado de ellos por propia voluntad, cosa que ya se venía cocinando hacía meses. Durante los quince días fueron de isla en isla, de sur a norte, conociendo muchos lugares. Su hijo mayor, Gonzalo, de 19 años, conducía y le entró modorra. Pararon en el arcén y pasó al asiento trasero, su padre pasó a conducir y su hermano Jaime, de 18 años, se puso de copiloto. Continuaron el viaje hacia casa, pero todo este movimiento despejó el sueño de Gonzalo y se quedó mirando el paisaje rural por la ventana. Repentinamente se desató una tormenta que rodeó el automóvil de la familia, y los relámpagos tan fuertes y deslumbrantes asustaron a los muchachos.

Mi inexperiencia hizo que perdiera mi virginidad anal

Resulta que a mis escasos 18 años y viviendo en Ciudad de México, radicaba en una zona cercana al Estado de México, una novia que tenía en ese entonces, vivía sobre una avenida de nombre Legaria de esa ciudad. Una noche, después de dejar a mi novia en su casa, tenía planeado regresar caminando a mi casa, debiendo hacerlo por esa avenida, pero para mí mala suerte (o buena suerte de acuerdo a las circunstancias), empezó a lloviznar, convirtiéndose prontamente en un aguacero, por lo que tuve que buscar refugio, llegando a cubrirme en una parada de microbús (autobús urbano de la ciudad), estando debajo del pequeño techado, me percaté de que estaba una persona más, parecía una mujer, pero había algo que me decía que no lo era.

Para pasar el rato le empecé a hacer platica, esperando de esa forma que pasara algún microbús, dijo llamarse Wendy, me comento que era gay, que vivía ahí cerca de donde estábamos en ese momento y que iba a ir a una fiesta, a lo que yo le dije, que nunca había conocido a alguien gay, que me platicara un poco más de que se 

Una ida a cabinas de internet

Bueno. Ya había pasado algún tiempo, desde que había tenía esa sensación de ser penetrado, ya con 34 años, voy de visita a Ciudad de México por cuestiones de trabajo, habiendo navegado en internet, encontré algunas páginas de algo conocido como Cruising, que relatan de encuentros en ciertos lugares para pasar el momento, por lo que estuve viendo y me llamo la atención un lugar que se mencionaba en una de las paginas, de un café Internet con cabinas privadas, relativamente cerca de donde estaba yo ubicado, por lo que me arme de valor y salí a esa ubicación a probar suerte.

Después de un par de vueltas por la zona donde decían las publicaciones que era, logre dar con el lugar, una entrada un tanto oculta, ya no lo pienso tanto y me dispongo a entrar, al entrar por la puerta, había unas escaleras para subir y llego a donde esta una especie de recepción con un chavo atendiendo, y le pregunto que como está la movida ahí, me empieza a comentar los tipos de cabinas, precios y también menciona que maneja un chat interno, que conecta a todas las cabinas, algo que se me llamo la atención, por lo que pido una cabina individual (poco más espaciosa) y me da la llave y me dirijo a la misma.

Don Javier me inició

Este es mi primer relato, es real y es también el comienzo de un despertar que aunque no lo pedí, no lo dejaría ir por nada, espero les guste.

Llevaba 3 semanas sin descansar y ese permiso que me dieron en el trabajo me dio la oportunidad de despejar mi mente, así que lo que se me ocurrió fue meterme a un cine para que, si tenía suerte me quedara dormido o emocionarme mirando la película. Me encontraba ya en la butaca del cine con la garantía de que al menos estaría entretenido por la película. Mientras esperaba a que empezara la función un tipo se sentó a mi lado y comenzó a mirarme como si nos conociéramos, el volteaba a ver los cortos y de vez en cuando volteaba su cara buscando la mía, estuve a punto de cambiar mi asiento o reclamarle, pero no hice ni una cosa ni la otra, no quise que los nervios me jugaran una mala pasada.

En cuanto empezó la película me relajé, pero de pronto lo escuché.

-Hola, sabes de qué trata la película?

Mi primera experiencia gay ocurre de forma rara

Esta experiencia ocurrió a principios del 2018, traté de olvidarla, pero creo que uno debe abrirse y aceptar que el sexo es una forma de complacerse y complacer a otros.

Soy 100% heterosexual, bueno creo que ya a estas alturas y después de estas experiencias me puedo considerar así, o tal vez bisexual.

Porque digo esto, porque estando acostumbrada a coger con mujeres, desde las más buenas hasta las que necesitan sexo, ¡nunca pensé en darle a un hombre!

Tuve una experiencia con Susana, una amiga transexual y pensé que eso no era malo, ya que ella es casi 70% mujer, así que ahí todo superado, pero en el año de 2018 conocí a Dante!

Tenía 22 años, estaba muy afeminado, el tipo que los machos quisieran golpear, pero en secreto darle verga y bueno, yo lo conocí por parte de mi hermano ya que eran amigos y todo ocurrió en una tarde.

Visitando a don Javier

Mi segundo relato que espero sea de su agrado.

Fue hasta mi siguiente día de descanso que decidí salir a beber un trago al bar cercano a mi casa, era sábado y esa noche andaba cansado a más no poder, solo pensaba en beber un par de copas y quedar a gusto. No había mucha gente esa noche en el bar, y en mí mente, seguía la imagen de Javier que hacía una semana me daba por el culo en el baño del cine.

Esa noche de sábado, pensé en ir de copas y mirar si encontraba algo que me distrajera, pero la verdad, estaba algo caliente, ya que había visto un vídeo donde 2 gays se daban por el culo, me hizo excitarme y terminé masturbándome hasta quedar satisfecho. Eran ya las 11 de la noche, cuando cansado de beber cubas libres, tomé la decisión de marcharme, e ir en busca de mi cama, al día siguiente era domingo y entraba al trabajo hasta las 3 de la tarde, así que tenía toda la noche para dormir. Marché andando, cuando llegué eran las 12 y al ir al mueble de la TV para encenderla vi la tarjeta de Javier, me quedé pensando y me decidí a marcar.

Una amiga inesperada

Les entrego mi tercer relato, esperando como siempre sea de su agrado:

Pues ahora había encontrado al hombre que había cambiado mi vida. La verdad es que fue difícil decidirme y prestarme a tal acto, al igual que es complicado volverme una trans y ser el juguete de alguien, Javier quería jugar conmigo, pero yo quería su verga, me enamoré de ese señor y la forma en que me cogía. Así que, eso estaba solucionado, haría lo que me pidiera.

Hay veces que la vida va colocando sola las piezas del rompecabezas, Javier me mandó un mensaje el viernes por la noche.

- Amor, te invito mañana que descansas una copa en un bar, te tengo una sorpresa, aceptas?

- Claro que sí amor, mañana nos vemos!

sábado, 18 de julio de 2020

El hombre se convirtió en mi papá

Sentado en el bar bebiendo ese día cansado del trabajo de mierda, con unos ajustados jeans y una camiseta muy holgada, lo último que esperaba era conseguir un admirador, pero por la rápida mirada que le di, me pareció que eso era exactamente lo que me impresionó de este hombre que caminaba lentamente hacia donde yo estaba.

Sonreí mientras se sentaba en el taburete a mi lado y pedía un whisky. Dejé que mis ojos se posaran sobre él, me lo embebí desde su corto pelo castaño oscuro hasta su fuerte mandíbula, pasando por su camisa ajustada que mostraba el tonificado pecho que escondía debajo, luego hasta sus pantalones y sus poderosas piernas.

—Hola guapo.

Casi ronroneo cuando el camarero puso la bebida alcohólica delante de él.

—Lo siento amigo, no me balanceo de esa manera. —Dijo un poco brusco.

El esperma de mi primo

Voy a ir contando algunos recuerdos de mi juventud, cuando las cosas se hacen sin querer, pero ¡se hacen, joder! Yo tenía entonces 18 años, había ido a visitar a mi tía y darle algunas cosas que mi mamá me había dicho que le llevara. Recogí la caja, me la llevé, se la di a mi tía, ella en secreto me dio mi propina como hace siempre. Comí con ellos, mi tía, su esposo al que llamo tío y mi primo Santi. Después de comer me quedé un rato a ver la televisión, mientras mis tíos se preparaban para salir, no sabía exactamente donde ni pregunté.

Mi primo Santi, un chico de 19 años que mide 1,80 m, de complexión delgada, antes de que se fueran sus padres, me preguntó si me gustaría pasar el fin de semana jugando con él, pensé en mi madre que es viuda y le dije que tendría que avisar en mi casa. Él mismo llamó y dijo:

— Tía, he invitado a Juancho para que me acompañe este fin de semana que me quedo solo, ¿que te parece?

Me pasó el móvil y me dijo mi madre:

Desde que mi madre se convirtió en viuda

Hace ya mucho tiempo que murió mi padre. Cuando ocurrió yo tenía once años, por eso no sé cómo ocurrió, ni mi madre me pudo hablar de ello al menos en cuatro años; entonces me enteré por fin: mi padre agarró un mal que ni los médicos pudieron hacer nada. Se murió. Me acuerdo vivamente, aunque el tiempo dicen que lo cura todo y ya no lloro.

Lo que recuerdo es que el día del entierra regresábamos todo e mundo hacia casa desde el cementerio, que está alejado de la población. Por el camino se iba despidiendo la gente y se fueron todos. Los últimos en irse fueron mi tía Adelaida, su esposo mi tío Santiago y mi primo Santi que tenía 13 años entonces. Al despedirse, mi tía me besó muy cariñosamente, porque me quiere mucho, mi tío me dio un apretón de manos, él es poco besador, y mi primo, extrañamente, me besó en la boca, pero no di mayor importancia ni los demás tampoco. Recuerdo dos o tres besos más en la boca que me dio mi primo en diversas ocasiones, pero ya lo relataré algún día.

Un baño de leche

No puedo decir que tenga una mente reprimida. Tampoco que sea convencional sexualmente. Pero hacía menos de tres meses que había salido de una relación de más de 13 años. Ni que decir tiene que eso pasa factura a nivel de relacionarse y experimentar. Si es cierto que de vez en cuando solíamos hacer tríos, aunque en la gran mayoría de ocasiones resultaban algo decepcionantes. Teniendo en cuenta que la complicidad sexual entre mi pareja y yo era inigualable, no era fácil que un extraño se uniese al juego en igualdad de condiciones y más teniendo en cuenta que siempre lo hacíamos en nuestra casa, lo que añadía para el invitado el problema de no encontrarse en un ambiente conocido para él.

No en la relación, pero si en el ámbito sexual habíamos asumido un rol cada uno. Nos gustaba el juego de la sumisión. Yo era el amo y el mi sumiso. Lo pasábamos en grande realmente.

Una sola vez fuimos a un sex shop para meternos en el cuarto oscuro. Aunque terminamos follándonos entre otro y yo a mi marido, la sensación que tuve fue muy desagradable. Era muy lúgubre, poco higiénico y realmente cutre.

Película con mi primo Mati

Estaba en la casa de mi tío a las afueras de la ciudad, en una finca en la que vive él y mi primo Matías a quienes me gusta ir a visitar cada fin de semana para despejarme un poco del estrés de la universidad y mis padres, cada tarde recuerdo a Matías del tiempo en el que crecimos juntos y compartíamos de todo, ahora tengo 19 y el 18, llegué pasada la hora del almuerzo y mi tío estaba por salir a hacerse cargo de algunos animales en el granero.

-Chicos, ahí quedó en la cocina más comida por si quedaron con hambre

-No se preocupe tío, estamos bien -hablé por los dos viendo el rostro de Matías que dejaba ver que estaba bastante lleno.

-De acuerdo, voy a estar trabajando en el granero y quedarán solos aquí, no se vayan a asustar jajaja, si necesitan algo allá pueden encontrarme.